A la quinta columna de Estados Unidos en Irak le esperan días difíciles

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Elijah J. Magnier.— Cuando los funcionarios estadounidenses fueron a Bagdad para reunirse con el Primer Ministro irakí Adel Abdel Mahdi, tenían dos exigencias: primero, bloquear todos los intercambios comerciales y financieros con Irán para estrangular su economía y doblegar su columna vertebral; segundo, neutralizar a las Unidades de Movilización Popular (Hachd Al-Shaabi), que simpatizan con Irán y comparten su ideología.

El Primer Ministro irakí es consciente de que está siendo empujado enmedio de dos campos de minas, uno iraní y el otro estadounidense, y que no puede avanzar ciegamente hacia allí. Por lo tanto, decidió rechazar la primera solicitud de Estados Unidos debido a los vínculos religiosos, comerciales y energéticos entre Irak e Irán. Se niega a convertir a Irak en un campo de batalla entre Estados Unidos e Irán, donde ninguna de las partes saldrá indemne, incluido Irak. Por lo tanto, quiere obligar al gobierno estadounidense a dar marcha atrás permitiendo que Irak compre gas iraní y mantenga su comercio.

¿Por qué Abdel Mahdi reacciona a la presión estadounidense? No quiere tenerlos de espaldas ni poner su país patas arriba. En consecuencia, se negó a cumplir con la primera petición de los funcionarios estadounidenses, pero respondió favorablemente a la segunda, con el fin de evitar un posible golpe de Estado y una posible maniobra estadounidense que devolviera al país al grupo terrorista Califato Islámico. Por lo tanto, el Primer Ministro emitió la Orden Diwani (Decreto) núm. 237 “para organizar Hachd Al-Shaabi, cuyo cuartel general tendrá que ser cerrado por todas las facciones, con la opción de integrarse en las fuerzas armadas o entrar en la arena política (desarmado). Cualquier facción que secreta o abiertamente se niegue a cumplir con estas instrucciones estará prohibida. El plazo para cumplir con esta orden concluye el 31 de julio.

El gobierno de Estados Unidos está satisfecho con la medida, pero…

La turbulenta situación en Oriente Medio parece desfavorable para que Irak mantenga el equilibrio, sobre todo cuando los dos beligerantes son Estados Unidos, cuyas fuerzas militares están presentes en el país, y el vecino Irán. Parece que hay poco espacio para el compromiso. Irán entiende la posición de Bagdad de que Irak no debe convertirse en un teatro de guerra mientras las armas permanezcan en los almacenes (porque en caso de una confrontación militar, se romperán todos los tabúes). Irán también quiere un Irak estable y próspero. Pero en el caso de un ataque de Estados Unidos, Irán no se quedará de brazos cruzados y responderá enérgicamente. La integración del Hachd Al-Shaabi tiene sus puntos positivos y negativos, pero Irán no puede hacer la vista gorda ante esta realidad y dejar que Estados Unidos gane.

Las ventajas del Decreto del Primer Ministro núm. 237 están relacionadas principalmente con el hecho de que los miembros de Hashd disfrutarán de los mismos derechos y servicios (prestaciones, protección social y atención médica) que todos los demás miembros de las fuerzas armadas y de seguridad. Pero hay muchos aspectos negativos.

En primer lugar, el decreto responde a una petición de Estados Unidos que, como tal, es una aparente intrusión en los asuntos internos irakíes, imponiendo la política del gobierno de Estados Unidos a un país soberano. Los enemigos de Estados Unidos no son necesariamente los enemigos de Irak.

Hay razones para creer que Hashd es el blanco precisamente por sus contribución esencial a la seguridad irakí y regional, lo cual es posible en parte porque muchos grupos Hashd están en armonía con Irán.

La columna vertebral de la lucha contra el yihadismo

Muchos analistas estadounidenses y occidentales han criticado duramente a Hashd, olvidando decir que fueron ellos los que salvaron a Irak del Califato Islámico cuando todas las demás fuerzas de “seguridad” huyeron. El objetivo de Estados Unidos al imponer esta reforma era paralizar a todos los amigos y aliados de Irán en Irak y dividir Mesopotamia en Kurdistán, Chiistán y Sunistán.

Hachd luchó contra el Califato Islámico de manera efectiva. Algunos grupos apoyaron al presidente sirio Bashar Al-Assad y fueron en parte responsables del fracaso de la guerra patrocinada por Estados Unidos para derrocar al régimen en Siria.

Los miembros de Hashd tienen fuertes convicciones ideológicas (brigada cristiana babilónica, brigada sunita Al-Achaaer y brigada chiíta Al-Shaabi) y están construyendo un muro entre el gobierno de Bagdad y el grupo de presión estadounidense que influye en muchos políticos irakíes.

Por último, Hashd puede detener cualquier intento de golpe contra el Primer Ministro Adel Abdel Mahdi o cualquier otro Primer Ministro a la cabeza del país que pudiera ser fomentado por una rama militar dentro del ejército irakí.

Irak nunca ha olvidado que Estados Unidos no hizo nada cuando Califato Islámico ocupó el 40 por ciento del país (todas las provincias de Anbar, Nínive y Salah Addin y partes de las provincias de Dyala y Bagdad). El gobierno estadounidense se contentaba con observar desde lejos, negándose a suministrar armas que ya habían sido pagadas y cuya entrega estaba prevista. El dirigente de Kurdistán, Massud Barzani, que había acogido con beneplácito la ocupación de Mosul por parte de Califato Islámico, fue el primero en aplaudir la intervención de Irán para armar a Kurdistán (y Bagdad) cuando el Califato Islámico volvió sus armas contra Kirkuk y Erbil.

En 2014 el gobierno de Obama vio cómo el avance del Califato Islámico se detenía a las puertas de Bagdad cuando el Gran Ayatolah Sayyed Ali Sistani pidió una “movilización popular” o Hachd Al-Shaabi en árabe. Vi a Bagdad, Najaf y Kerbala vaciándose de su población en pánico. Los incesantes rumores diarios sobre el avance del Califato Islámico en Bagdad desmoralizaron tanto a las fuerzas de seguridad como a la población en general. Los partidarios del Califato Islámico entre las tribus Anbar mataron cruelmente a todos los opositores irakíes en Mosul y en otras partes de las provincias de Nínive y Salah Addin: más de 1.700 cadetes chiítas fueron masacrados y miembros de las fuerzas de seguridad sunitas fueron ejecutados de un balazo en la cabeza. Esta reputación de sed de sangre despiadada precedió al avance del Califato Islámico hacia las ciudades irakíes, lo que amplificó el miedo y el terror entre los irakíes.

El Califato Islámico llegó a Abu Ghraib y golpeó el aeropuerto de Bagdad de cerca. Bagdad estaba prácticamente desierta y el Califato Islámico pudo haberla ocupado en poco tiempo. Más o menos bien armado, Hashd protegió Bagdad. También vi cómo Saraya Al-Salam (la milicia Moqtada Al-Sadr) asumió la protección de Samara junto con el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní y el Hezbolah libanés. Fue entonces cuando Estados Unidos finalmente dio el primer paso para obtener su parte del pastel al comenzar a entrenar unidades antiterroristas dentro del ejército y a entregar las armas que Irak ya había pagado.

Inevitablemente, una vez integrados en un ejército extranjero, los oficiales estadounidenses pueden identificar rápidamente a aquellos de sus pares que estén dispuestos a colaborar con ellos. Esto nos recuerda el caso del coronel libanés y director de la Escuela de Fuerzas Especiales de Mansur Diab que, durante su estancia en Estados Unidos, se convirtió en agente a sueldo de Israel, como confesó tras su detención. Así es como Estados Unidos tejió su tela de araña dentro de la institución militar irakí, hasta tal punto que Bret McGurk quiso poner a un oficial irakí a cargo del gobierno cuando Irán impuso a Adel Abdel Mahdi. McGurk había encontrado un grupo chiíta que podía promover la candidatura de este oficial, pero su intento fracasó. Por lo tanto, no es sorprendente ver una división dentro del ejército desde que los chiítas tomaron el poder tras la caída del presidente sunita Saddam Hussein.

Sin embargo, Irán no podía permitir que los acontecimientos de los últimos días pasaran sin reaccionar. El secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo ha pedido a Irak que disuelva Hachd Al-Shaabi entre las fuerzas de seguridad y que el ejército ponga fin a su identidad y existencia. Esta acción llevó a Irán a declarar una “guerra silenciosa” contra Estados Unidos. Se trata de una guerra de inteligencia, directamente relacionada con la enorme tensión entre los dos países, causada por la decisión de Trump de revocar unilateralmente el acuerdo nuclear iraní.

Los militares irakíes se coordinan por WhatsApp

Irán ha decidido revelar uno de sus secretos bien guardados, la existencia de una tecnología que comparte con sus aliados en Irak y Líbano: la monitorización, grabación y escucha de la aplicación WhatsApp.

Durante mis recientes y repetidas visitas a Irak, me di cuenta de que los principales dirigentes del país, tanto políticos como militares, utilizan WhatsApp libremente. Creían que los mensajes pueden ser rastreados y que los servicios de inteligencia pueden identificar quién está llamando a quién, pero no conocían el contenido de las llamadas de voz. No sabían que la tecnología para interceptar estas llamadas está disponible para israelíes, estadounidenses y todos los países europeos. Muchos países árabes prohíben el uso de WhatsApp porque no tienen acceso a todas sus funciones. Todos mis intentos de convencer a estos dirigentes de que sus creencias sobre las capacidades de interceptación eran erróneas fracasaron.

Estados Unidos no parece saber que los aliados de Irán en Irak han adquirido esta capacidad (similar a la de Hezbolah en Líbano). Los irakíes con doble nacionalidad irakí-estadounidense que trabajaban para los servicios de inteligencia estadounidenses en Irak proporcionaron información falsa sobre seguridad a agentes locales que creían que su sistema de comunicación estaba protegido.

Como resultado, uno de los principales agentes de Estados Unidos, el general de brigada Mahmoud al-Fallahi, comandante del ejército de Anbar y responsable de la frontera con Siria, Jordania y Arabia saudí, ha sido sorprendido transmitiendo información secreta y comprometedora a la CIA en Irak. Al-Fallahi tiene en su poder los nombres de muchos oficiales irakíes que están dispuestos a cooperar para derrocar al gobierno irakí y eliminar al Hashd Al-Shaabi, que es el principal obstáculo para los planes de Estados Unidos en Irak, según fuentes del gobierno irakí.

Este alto oficial irakí facilitó a los agentes de la CIA todos los datos de contacto de la posición del Hezbollah irakí en Al Qaem, en la frontera siria, las posiciones del grupo Kataib Iman Alí y las armas en su poder, así como la logística, los puestos de mando y control, las armas, los suministros de alimentos y combustible y los nombres de los comandantes de los grupos Nujabaa, Kataib Sayyed Al-Shuhada y Hezbollah de Irak.

El año pasado, aviones israelíes bombardearon a Hashd Al-Shaabi en la frontera con Siria, matando a docenas de personas. Fuentes de la comunidad de inteligencia creen que la razón de este ataque en la frontera con Siria podría haber sido para desviar la atención de Hashd de un movimiento de grupos o tropas en la zona durante el bombardeo.

Los funcionarios estadounidenses que pidieron a Abdel Mahdi que se deshiciera del Hashd le entregaron pruebas de que el avión teledirigido responsable de golpear el oleoducto de Aramco en Arabia saudí el mes pasado había salido de Irak y no de Yemen, como afirmaron los huthies. Así es como Pompeo presentó sus afirmaciones para presionar al Primer Ministro irakí.

Lo que vale para Hashd Al-Shaabi no vale para los peshmergas

Sin embargo, Abdel Mahdi ignoró el papel de los peshmergas en Kurdistán. El ejército kurdo recibe instrucciones de la provincia de Kurdistán y no de los dirigentes políticos irakíes en Bagdad. Los peshmergas han atacado y matado a miembros del ejército irakí, mientras se negaban a abandonar Kirkuk y sus posiciones en la frontera con Turquía, para no detener el flujo de cientos de miles de barriles de petróleo entregados clandestinamente a Turquía cada día. Bagdad paga el salario de los peshmergas cuya lealtad está lejos de ser adquirida por Adel Abdel Mahdi. Además, los peshmergas y el Kurdistán gozan del pleno apoyo de las fuerzas estadounidenses, a diferencia de Hachd Al-Shaabi. Sin embargo, Abdel Mahdi no incluyó a los peshmergas en su decreto núm. 237.

El Primer Ministro irakí está entrando por la puerta equivocada creyendo que puede disolver Hashd Al-Shaabi. Abdel Mahdi no cuenta con el apoyo político suficiente de los partidos políticos para satisfacer los deseos de Estados Unidos. Además, el Primer Ministro no tiene la fuerza moral para lanzar una lucha interna, desencadenar una tormenta o incluso crear una partición dentro de las instituciones de seguridad.

Sin embargo, muestra signos de debilidad ante un gobierno estadounidense acostumbrado a actuar sin tener en cuenta las consecuencias y que, desde luego, no se quejará si Irak se dirige hacia un túnel oscuro. La presencia militar estadounidense en Irak ya no tiene el poder que tenía en 2003. Hoy en día Irak es mucho más fuerte y organizado y está en condiciones de transformar la presencia estadounidense en un “infierno en la tierra”.

El ex primer ministro Haidar Abadi hizo concesiones ilimitadas al ejército estadounidense en Irak, dándoles el poder legal para paralizar la soberanía de Irak y limitar sus capacidades. Abadi permitió que consejeros de Estados Unidos (y de otros países y socios europeos) ejercieran una amplia influencia dentro de las instituciones militares y de seguridad de Irak.

Sin embargo, Irak no tiene la intención de someterse al control de Estados Unidos y, por lo tanto, está dispuesto a luchar contra la influencia de Estados Unidos en caso necesario. Fuentes de la dirección irakí afirman que “Estados Unidos no es digno de confianza. Irán ejecutó a cientos de oficiales de alto rango durante la Revolución porque los británicos y los estadounidenses se habían infiltrado en el ejército. Al desenmascarar a un importante activo estadounidense dentro del ejército irakí (Mahmoud Al-Fallahi), Hashd golpeó el grupo de presión estadounidense en el ejército irakí. Hay muchos otros agentes estadounidenses y tenemos pruebas sólidas de su papel destructivo contra sus conciudadanos.

“El gobierno de Estados Unidos es percibido como el enemigo del pueblo en muchos países de Oriente Medio, incluidos los irakíes. El Primer Ministro debe limpiar el ejército y las fuerzas de seguridad. La lista de traidores es larga y será revelada a su debido tiempo”, dijo una fuente.

Tenemos derecho a una lluvia de ideas y a una batalla de divulgación. Estados Unidos creía que ganaría esta batalla golpeando a Irán en Irak aparentemente por encima del cinturón. Pero Estados Unidos no sabía que Irán está listo y que ya está respondiendo con un golpe bajo. El próximo episodio de este tipo de guerra silenciosa está por llegar.

https://ejmagnier.com/2019/07/08/liran-et-declare-la-guerre-a-linfluence-occulte-des-usa-en-irak/

Vía:mpr

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