«Pasemos al segundo peligro. Rasgo distintivo de este peligro es la falta de fe en la revolución proletaria internacional; la falta de fe en su victoria; el escepticismo respecto al movimiento de liberación nacional de las colonias y los países dependientes; la incomprensión de que, sin el apoyo del movimiento revolucionario de los otros países, nuestro país no podría mantenerse contra el imperialismo mundial; la incomprensión de que la victoria del socialismo en un solo país no puede ser definitiva, pues no puede estar a salvo de la intervención mientras la revolución no ha ya vencido en varios países, por lo menos; la in comprensión de ese requisito elemental del internacionalismo, en virtud del cual la victoria del socialismo en un so lo país no es un fin en sí, sino un medio para desarrollar y apoyar la revolución en los otros países.
Esa es la vía del nacionalismo y la degeneración, una vía que conduce a la liquidación completa de la política internacionalista del proletariado, pues la gente atacada de esa enfermedad no ve en nuestro país una parte del todo que se llama movimiento revolucionario mundial, sino el principio y el fin de ese movimiento, considerando que los intereses de todos los demás países deben ser sacrificados a los intereses de nuestro país. ¿Apoyar el movimiento de liberación de China? ¿Para qué? ¿No será arriesgado? ¿No nos enemistará eso con otros países? ¿No será mejor establecer nuestras «esferas de influencia» en China conjunta mente con las otras potencias «avanzadas» y sacar algo de China en provecho propio? Eso sería ventajoso y no encerraría ningún peligro… ¿Apoyar el movimiento de liberación de Alemania? ¿Merece la pena arriesgarse? ¿No será mejor llegar a un acuerdo con la Entente acerca del tratado de Versalles y sacar algo a título de compensación?.. ¿Mantener la amistad con Persia, Turquía, Afganistán? ¿Merece la pena el juego? ¿No será mejor restablecer las «esferas de influencia» con alguna de las grandes potencias? Etc., etc. Tal es la «concepción» nacionalista de nuevo tipo, que trata de eliminar la política exterior de la Revolución de Octubre y que fomenta los elementos de degeneración.
Si el origen del primer peligro, del peligro de liquidacionismo, es el fortalecimiento de la influencia burguesa sobre el Partido por el cauce de la política interior, por el cauce de la lucha entre los elementos capitalistas y los elementos socialistas de nuestra economía nacional, el origen del segundo peligro, del peligro de nacionalismo, debe verse en el fortalecimiento de la influencia burguesa sobre el Partido por el cauce de la política exterior, por el cauce de la lucha de los Estados capitalistas contra el Estado de la dictadura del proletariado. Difícilmente puede dudarse de que la presión de los Estados capitalistas sobre nuestro Estado es enorme, de que los hombres que trabajan en el dominio d e nuestra política exterior no siempre consiguen resistir esa presión, de que el peligro de complicaciones hace sugestiva a veces la vía de la menor resistencia, la vía del nacionalismo». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Preguntas y respuestas, 1925)