Huelga en Petrobras: una Magnífica Lucha de la Clase Obrera.

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Los obreros de Petrobras en Brasil realizaron una de las huelgas más grandes e importantes en décadas desde el pasado 1 de febrero, y la cual se extendió durante 20 días a 13 estados de Brasil abarcando más de 20 mil trabajadores. La operación se paralizó en 43 plataformas petrolíferas, 11 refinerías, 18 terminales, 7 campos petrolíferos terrestres, 5 centrales termoeléctricas, 3 bases administrativas, 3 unidades de procesamiento de gas, 1 complejo petroquímico y 1 planta de biocombustibles. La huelga, también se extendió a 95 empresas filiales de Petrobras, pues en una de ellas, la Fábrica de Fertilizantes Nitrogenados de Paraná, despidieron 1000 obreros, medida que fue el detonante de la huelga y que fue reversada por un Tribunal gracias a la parálisis en la operación, pero apenas hasta el 6 de marzo mientras la justicia burguesa analiza el caso. A pesar del reintegro parcial de los compañeros, la huelga continuó adelante para reclamar el cumplimiento de la convención colectiva de los 13 sindicatos agrupados en la Federación Única de los Petroleros (FUP).

Llevar adelante la huelga no fue fácil, pues fue declarada ilegal por el gobierno represor de Jair Bolsonaro. Llovieron las amenazas de despido, llegaron cartas amenazantes a las casas de los obreros en una muestra del carácter antisindical del gobierno asesino y racista de Bolsonaro. Pero la fuerza obrera, representada no solo en su número sino en su organización y combatividad, fueron el factor decisivo para conquistar los objetivos trazados. Los obreros realizaron diferentes manifestaciones de fuerza, como mítines frente a las oficinas de Petrobras en diferentes ciudades. La patronal y el Estado actuaron de forma intransigente y se sentaron a negociar con los trabajadores después de muchos mítines, marchas y de ver afectada la producción y la rebaja de las ganancias principalmente. Además, también temían que el conflicto se desbordara debido a que la solidaridad del pueblo fue creciendo exponencialmente. Ante el silencio o información a medias tintas de los medios de comunicación de los monopolios, los obreros se manifestaron frente a las instalaciones de estos canales de televisión con sus pancartas para visibilizar el conflicto, pero sobretodo usaron las redes sociales para actuar con independencia en ese terreno, informando de todo cuanto sucedía en el desarrollo del conflicto, y por ejemplo usaron el hashtag #EuApoioAGreveDosPetroleiros (#EnApoyoALaHuelgaDeLosPetroleros) que tuvo gran difusión en momentos en que las clases reaccionarias ilegalizaron la huelga.

Una de las banderas de lucha más importantes de la huelga, es la oposición a la privatización y venta al capital imperialista yanqui de esta empresa de economía mixta que explora, produce, refina y transporta petróleo y gas natural, la cual es muy querida por el pueblo brasilero, pero que el gobierno de Bolsonaro, socio y lacayo de los gringos, quiere regalar por unas cuantas monedas, afectando a los obreros, a sus familias y a todo el pueblo brasilero. La empresa es un botín con el que las clases dominantes quieren negociar, pues las ganancias para los accionistas capitalistas crecieron un 55,7% en 2019 con respecto al 2018. Otro de los puntos importantes en la huelga fue conquistar una rebaja en el precio final del gas de cocina y de los combustibles, con el que el movimiento sindical acercó a las comunidades para que apoyaran la huelga, recibiendo además el respaldo de intelectuales y organizaciones políticas y de masas de diferentes partes del mundo, al igual que del gremio de los camioneros que también paralizaron sus actividades por algunos días, gremio que se ve directamente afectado por el elevado precio del diésel. Es decir, que la burguesía eleva sus ganancias a costa de incrementar el precio de los derivados del petróleo al pueblo brasilero.

Una de las actividades de los sindicatos fue ir a las comunidades y vender el combustible y el gas de cocina a un precio más bajo. Por ejemplo, en Paulinia, un municipio al interior de São Paulo, donde las familias compran el gas de cocina a 70 reales, los obreros hicieron una brigada y lo vendieron a 40 reales, un precio que según los sindicatos, no pone en riesgo la viabilidad económica de Petrobras, que de forma amañada realizó alzas en el precio de los derivados del petróleo como la gasolina, el diésel y el gas de cocina, porque subutiliza las refinerías las cuales programaron en apenas el 70% de su producción en el 2019, ya que es más rentable para la empresa vender óleo crudo en el mercado internacional e importar sus derivados, lo que se traduce en altos precios para el pueblo brasilero.

Hoy por orientación de la FUP y de una parte de la FNP (Federación Nacional de los Petroleros) que tienen la dirección del movimiento sindical en este conflicto, se levantó la huelga en espera de los resultados de la audiencia de conciliación con el Tribunal Supremo del Trabajo el próximo 9 de marzo. Sin embargo, los obreros se encuentran divididos frente a dicha decisión, pues hay un sector grande que opina que en momentos en que la huelga tomaba más fuerza, visibilidad y apoyo popular e internacional, era el momento de llamar a una Huelga Política de Masas uniendo otros conflictos y al pueblo brasilero en general, y de garantizar mínimamente que no habrá retaliaciones contra los huelguistas como despidos o cobros de multas, que no serán atacados en sus convenciones colectivas o que Petrobras no será entregado al capital imperialista. El mismo día en que se levantó la huelga, la empresa reafirmó que la venta de 8 de las 13 refinerías continúa en firme.

El ánimo de lucha sigue al rojo vivo en Brasil. A pesar de la decisión impulsada por los jefes de las grandes federaciones de levantar la huelga, hay obreros en diferentes refinerías que no acatarán la orden y seguirán manteniendo el paro. Las discusiones en las asambleas muestran la lucha de los dos caminos: el de la confianza en las instituciones del podrido Estado burgués brasilero y el de la lucha directa por unir y generalizar los conflictos para aprovechar el momento de unidad y organización del pueblo para conquistar más y mejores condiciones de vida para las masas en Brasil.

Llamamos a la solidaridad con este conflicto, a apoyar a los obreros petroleros porque esta lucha debe servir para mejorar las condiciones de lucha de la clase obrera que le permita, no solo defender una convención colectiva o una empresa estatal, sino para combatir en mejores condiciones materiales contra el capitalismo que ahoga a la sociedad brasilera y que no le permite progresar a pesar de tener todos los recursos sociales y naturales para hacerlo, todo porque el producto del trabajo colectivo y mancomunado de la clase obrera se lo apropian un puñado de parásitos sociales apoyados por un régimen violento y racista como el de Bolsonaro. Esta es una excelente escuela para que los obreros luchen por construir su organización política de vanguardia, su Partido comunista revolucionario que guíe la lucha del pueblo hacia la destrucción del capitalismo y la construcción del Socialismo, único sistema económico que puede garantizar que la producción satisfaga las necesidades de las masas y no el apetito insaciable de ganancias privadas de unos pocos.

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