“Las autoridades de la República de Turquía echan a unos 130 000 refugiados, que hasta ahora estaban en campamentos temporales en una zona de la frontera greco-turca, hacia las fronteras griegas”, ha informado este martes el jefe del Centro ruso para la Reconciliación de las partes beligerantes en Siria, el contralmirante Oleg Zhuravliov.
El comandante ruso añade que dos tercios de los refugiados no son ciudadanos sirios, sino afganos, iraquíes y africanos. Ha detallado también que unas 200 000 personas desplazadas se encuentran cerca de la frontera turco-siria, de las que 85 000 se han instalado en campamentos de refugiados.
Precisa, a su vez, que unas 35 000 personas han salido de Siria hacia Turquía desde principios de año, contradiciendo las afirmaciones turcas de que está siendo inundada por refugiados, y ha calificado, además, de “tendenciosas” las acusaciones de las autoridades turcas, particularmente del presidente Recep Tayyip Erdogan, sobre el presunto éxodo de millones de refugiados.
Desde principios de enero, la provincia de Idlib, ubicada en el noroeste de Siria y cerca de la frontera con Turquía, está viviendo una escalada de tensión debido al intercambio de fuego entre los militares turcos y sirios. Rusia atribuye la escalada al incumplimiento por parte de Ankara del acuerdo Sochi, firmado en 2018 entre Rusia y Turquía, y acusa a los turcos de apoyar a los grupos extremistas.
Erdogan, al comprobar que su país es incapaz de frenar a las tropas sirias en su avance por Idlib, último baluarte de bandas armadas y terroristas en el país árabe, ha estado presionando a la UE con el tema de los refugiados para involucrarla y conseguir su apoyo en Siria.
El lunes, la canciller alemana, Angela Merkel, tachó de “inaceptables” las amenazas de Erdogan de soltar a millones de refugiados en Europa, mientras desde EE.UU. aseguran que no ayudarán militarmente a Erdogan en el conflicto de Idlib.