Además de todas las medidas preventivas adoptadas por el Gobierno iraní, el Ejército del país ha construido recientemente un hospital de emergencia en Teherán, la capital persa, donde ha instalado solo en 48 horas tres unidades, 2000 camas y varias salas de aislamiento.
Los altos oficiales del Ejército persa han asegurado que seguirán movilizando todos los recursos a su alcance para construir más centros médicos a fin de tratar a las personas contagiadas con el nuevo coronavirus, conocido como COVID-19.
“Si los hospitales se congestionan, tenemos los recursos para crear nuevas instalaciones con 8000 camas en cualquier parte del país. Esto es, por supuesto, gracias a la tecnología y los recursos que podemos proveer”, así lo ha comentado el general Ali Yahanshahi, coordinador adjunto del Ejército de Irán, durante su visita al citado hospital.
Por su parte, los científicos iraníes han logrado fabricar un kit de prueba que puede detectar a la persona contagiada en cuestión de horas. Las farmacéuticas persas también están dispuestas a suministrar estos kits de fabricación nacional al mercado.
De acuerdo con las autoridades persas, Irán actualmente puede producir 80 000 kit cada semana.
Irán, pese a enfrentar sanciones ilegales de EE.UU., incluso contra su industria farmacéutica, ha implementado varias contramedidas para contener la rápida propagación de la epidemia, incluida una mayor producción e importación de artículos de higiene y protección, así como la aplicación de medidas de diagnóstico en todo el país.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que el país persa está bien preparado para controlar el brote del CONID-19, que no para de propagarse rápidamente en el mundo.
El pasado 12 de marzo, el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá SeyedAliJamenei, ordenó a las Fuerzas Armadas a movilizarse para un “ejercicio de defensa biológica” ante la hipótesis de que el brote del COVID-19 sea “un ataque biológico”.
Asimismo, ha pedido a la nación persa que contribuya a contener la pandemia, que hasta el momento ha dejado más de 770 000 personas contagiadas en todo el mundo y casi 37 000 víctimas mortales.