Floyd, de 46 años, murió el pasado lunes cuando era arrestado por la Policía de la ciudad de Mineápolis, en el estado de Minnesota (norte). La difusión de un vídeo donde se ve a un policía blanco con la rodilla en su cuello ha multiplicado las protestas por todo EE.UU. con el lema “no puedo respirar”, en alusión a las últimas palabras de este afrodescendiente antes de morir.
En una jordana de protestas celebradas el sábado en el distrito de Brooklyn, en Nueva York (este), la Policía enfureció a los manifestantes al embestir con sus vehículos a la multitud congregada en el medio de la calle en rechazo de la brutalidad policial que sigue dejando víctimas entre los ciudadanos de color.
Algunos manifestantes colocaron objetos, como barreras de metal y conos de tráfico, frente a uno de los vehículos para bloquear su paso. Otro vehículo, no obstante, se dio la vuelta y atropelló a varias personas; el primero arremetió contra la barrera y golpeó a varios. Los manifestantes, indignados, atacaron los vehículos policiales, de acuerdo con las imágenes captadas desde diferentes ángulos.
El alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, defendió la conducta policial en una entrevista con el canal de televisión NY1, aduciendo que los manifestantes no deberían haber rodeado” los vehículos policiales.
“Si esos manifestantes hubieran salido de su camino y no hubieran intentado rodear ese vehículo, no estaríamos hablando de esta situación […] Los agentes tenían que salir de esa situación, estaban rodeados”, justificó el alcalde de Nueva York.
2/. An aerial shot of the same incident.
It doesn’t appear that anyone was injured…luckily. #BlacklivesMaters #brooklynprotest #riots2020 #JusticeForGeorgeFloyd
(Via @pgarapon)pic.twitter.com/yFG1NGiCNF— Stefan Simanowitz (@StefSimanowitz) May 31, 2020
La violencia de la Policía estadounidense ha levantado críticas de diversos países y organizaciones de derechos civiles que aseguran que la comunidad afroamericana sufre una grave e incesante ola de abusos en la que los agentes están involucrados. Los abusos policiales se han incrementado desde que el actual presidente del país, Donald Trump, llegó al poder en enero de 2017, ya que con sus políticas de corte racista animan a los grupos xenófobos.