Estado español: fascismo y putrefacción

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La agudización de las contradicciones ante el desarrollo actual del capitalismo en su fase monopolista está escorando todas las posturas políticas cada vez más hacia el fascismo en todo el mundo. Los Trump, Bolsonaro, Orbán o Le Pen, entre otros, proliferan cada vez más a lo largo del planeta.

España, donde el franquismo fue legalizado una vez muerto el dictador gracias a la traición que supuso la transición, con la colaboración del oportunismo del PCE y un papel fundamental por parte del PSOE, da cada día más muestras de ser claramente un Estado fascista, dónde la separación de poderes es una utopía – como demuestra el absoluto control político sobre organismos judiciales en casos como el del procés -, donde se condena a penas de cárcel por relatar con letras de rap las corruptelas ampliamente documentadas por la prensa de la podrida monarquía española, donde se otorga inmunidad absoluta a los elementos más reaccionarios para saltarse el estado de alarma mientras se prohíben manifestaciones de organizaciones sindicales de clase, donde el ejército está plagado de altos cargos abiertamente franquistas sin que ningún gobierno, incluido “el más progresista de la historia” muevan un dedo.

El pasado 2 de junio los medios publicaban que el fiscal coordinador de delitos de odio, Miguel Angel Aguilar, pedía 114 años de prisión para nueve jóvenes antifascistas detenidos por boicotear un acto de Vox, una situación similar a la que están viviendo los jóvenes de Altsasu, para los que la fiscalía pidió en su día 375 años de cárcel por una pelea de bar, sin pruebas y ante un claro montaje policial, y que llevan más de 1250 días en prisión.

El sistema hoy en día ejerce sobre el pueblo la fuerza necesaria para reprimirlo, y es en base a la organización y al nivel de conciencia de las clases populares que el nivel de represión se vuelve mayor o menor. El fascismo es en algunos casos más sutil, mientras que es cuando el pueblo se organiza y se tambalea alguno de los pilares de este Estado posfranquista, cuando sale a relucir su verdadera faz reaccionaria.

Y para que el Estado español haya mantenido las estructuras y los principios del franquismo intactos hasta hoy, ha sido necesaria la colaboración de diferentes actores, desde el oportunismo clásico del PCE/IU, pasando por el nuevo oportunismo de Podemos, hasta el papel fundamental jugado por el PSOE durante todos estos años de posfranquismo.

Ayer 14 de junio conocíamos por los medios que los últimos documentos desclasificados por la CIA confirman que Felipe González dio su aprobación para crear los GAL. Dichos documentos exponían que “González ha acordado la formación de un grupo de mercenarios, controlado por el Ejército, para combatir fuera de la ley a los terroristas”, mostrando hasta dónde está dispuesto a llegar el fascista Estado español y la esencia social fascista del PSOE.

El control del PSOE de Felipe González por parte de la CIA ya ha sido más que documentado en el libro La CIA en España de Alfredo Grimaldos, en el que se expone como González y otros miembros de la nueva dirección del partido consiguieron llegar al congreso de Suresnes gracias al apoyo prestado por el propio Servicio Central de Presidencia de Gobierno. Los oficiales del organismo de inteligencia creado por el almirante Carrero Blanco fueron los encargados de proporcionarles los pasaportes.

Los servicios secretos norteamericanos dirigieron la transición española con dos objetivos: impedir una revolución tras la muerte de Franco y aniquilar a la izquierda comunista. Este trabajo de construir un partido “de izquierdas” para impedir precisamente que la izquierda se hiciera con el poder en España, fue obra de la CIA.

Pero en la obra de construir el pos franquismo y mantener la esencia de la dictadura disfrazada de democracia, también tuvo un importante papel la monarquía española, heredera directa del dictador Franco y siempre consciente de los entresijos del Estado. El medio Diario 16 publicaba ayer 14 de junio que el rey Juan Carlos fue informado puntualmente de todos los atentados de los GAL. Tal y como relata el libro del coronel Amadeo Martínez Inglés, Juan Carlos I. El último Borbón, el rey utilizó de manera habitual a los servicios de inteligencia para gobernar en la sombra y tener controlados a los respectivos gobiernos, principalmente el de Adolfo Suárez y el de Felipe González.

Martínez Inglés afirma en su libro que el rey Juan Carlos fue el primero que tuvo en sus manos, antes incluso que Felipe González, “la famosísima Acta Fundacional de los GAL, siniestro documento de «La Casa» que, tras el visto bueno de las altas instituciones de la nación, pondría en marcha la reprobable e ilegal guerra sucia contra ETA en la primavera de 1983 y que se saldaría con 28 asesinatos de Estado”.

No dejan de salir a la luz informaciones que muestran las cloacas del Estado tal y como son, puro fascismo y putrefacción. Un Estado que cuenta con firmes defensores entre todo el espectro parlamentario, desde el fascismo y la reacción absoluta de Vox, pasando por el PP, Ciudadanos, y terminando en el actual gobierno de coalición entre el socialfascismo del PSOE y el oportunismo de PCE/IU-Podemos. Todos coinciden en defender con uñas y dientes este Estado fascista y el sistema económico que lo sustenta, el capitalismo.

Mientras exista el capitalismo, existirá el fascismo, pues este no es más que una herramienta más de la burguesía para someter al pueblo, una herramienta de opresión de una clase, la capitalista, sobre la clase que genera toda la riqueza, la clase trabajadora, el proletariado, cuya misión se hace cada vez más indispensable, mandar este sistema al estercolero de la historia y construir el socialismo.

Desde el Partido Comunista Obrero Español hacemos un llamamiento a todas las clases populares a dar un paso al frente y organizarse en un Frente Único del Pueblo que tumbe este sistema y a su Estado, con toda la basura y miseria que arrastran, para construir un sistema en el que las riquezas que generamos los trabajadores estén a disposición de todo el pueblo.

 

Secretaría de Agitación y Propaganda del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)

1 COMENTARIO

  1. Estimado señor:
    Cierto es que el estado español es autoritario, porque no hay separación entre el poder ejecutivo (el gobierno) y el poder legislativo (el congreso de los diputados). Y por supuesto que además controlan a los jueces, solo han tenido que hacer una ley para ello. Pero además, tampoco hay representación de los votantes. Por lo que todos y cada uno de los españoles es súbdito y siervo del estado, que lo tiraniza. Y como, para colmo, el estado se entromete continuamente en la vida privada de los súbditos, se puede afirmar que el estado español es totalitario. Así que desde la muerte del dictador los españoles viven bajo la tiranía totalitaria del estado de partidos. ¿Y que dicen los de la supuesta izquierda? Pues… que vivan el Rey y la Constitución que nos hemos dado es decir; ¿Que hay de lo mío?

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