El jueves, el Consejo Ejecutivo de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) votó por un proyecto de resolución que respalda las conclusiones del llamado Equipo de Investigación e Identificación con respecto a tres presuntos incidentes sobre el uso de armas químicas en la ciudad norteña de Al-Latamneh, en marzo de 2017.
“Basándonos en la evidencia, informamos a la OPAQ que el informe resultó ser parcial, motivado políticamente, inexacto desde el punto de vista fáctico, extremadamente débil desde el punto de vista profesional y técnicamente poco convincente”, señaló la vocera de la Cancillería rusa, María Zajárova, en reacción a dicha resolución.
En un comunicado emitido el viernes, Zajárova advirtió que el objetivo de ese “proyecto geopolítico” es socavar las posiciones del Gobierno sirio, presidido por Bashar al-Asad, a través de manipulaciones políticas. “Este enfoque erróneo y malicioso es indignante”, lamentó.
Tras denunciar que la OPAQ se ha convertido en un “rehén” de ciertos Estados que imponen su “agenda mercenaria”, Zajárova advirtió que, si tales acciones no se detienen, la organización podría verse completamente paralizada.
Por su parte, el Gobierno de Damasco ha señalado que la decisión adoptada por la OPAQ sobre supuesto uso de armas químicas en Al-Latamneh es “politizada y favorece a metas y agendas políticas de un grupo de países que han trabajado durante años en un proyecto hostil al Estado sirio”.
Siria ha negado en reiteradas ocasiones el uso de armas químicas en su territorio, y alerta que este tipo de ataques forma parte de una campaña que impulsan ciertos países occidentales para luego atribuirlos al Ejército sirio y justificar así una agresión de Estados Unidos y sus aliados.