Conforme anunciaron el viernes las autoridades mexicanas, los despliegues de los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y de los de la Guardia Nacional tienen como objetivo impedir el ingreso al territorio mexicano de la caravana de migrantes que partió el miércoles de San Pedro Sula, en Honduras, con dirección a Estados Unidos.
“No van a pasar (…) Va a haber cientos de personal de migración, Guardia Nacional y de Fuerzas Armadas”, dijo Francisco Garduño Yáñez, titular del INM, a los periodistas.
Sin embargo, horas antes, el funcionario mexicano había pedido a los centroamericanos que desean entrar en México que “observen la ley de migración, (que sea) una migración ordenada, segura y regular, con humanismo y respeto a los derechos humanos”.
Garduño hizo estas declaraciones luego de que decenas de agentes migratorios se colocaran a la orilla del río Suchiate, que separa a México de Guatemala, e hicieran una valla demostrativa de las acciones a realizar, en caso de que los migrantes lleguen a ese lugar.
Señaló también que la frontera de México con Guatemala y Belice está resguardada por 10 bases militares, cinco navales y siete de la Guardia Nacional, para evitar la migración irregular, que está penada incluso con 10 años de cárcel para quienes entren al territorio mexicano sin cumplir las medidas sanitarias por la COVID-19.
Por su parte, el comandante de la 36 Zona Militar, con sede en Tapachula, Vicente Sánchez, aseguró que a los migrantes “se les ofrecerán empleos. El Gobierno está ofreciendo oportunidades de desarrollo, de trabajo”, añadió.
Miles de hondureños continuaban este viernes su travesía por Guatemala hacia los puestos fronterizos con México en su ruta hacia Estados Unidos, aunque algunos regresaron a su país luego de que el Gobierno guatemalteco ordenara su captura y su expulsión.
Unas 3000 personas ingresaron el jueves a Guatemala, tras romper un primer cerco militar en la línea fronteriza, informaron las autoridades de este país centroamericano.
Desde octubre de 2018, una docena de caravanas de cientos o más de mil personas salieron de San Pedro Sula para tratar de desafiar las políticas antimigratorias de la Administración de Donald Trump. Muchas de ellas regresaron a sus lugares de origen mientras otras se han quedado en México.
