Durante varios años, las élites occidentales han estado reescribiendo activamente la historia de la Segunda Guerra Mundial. Negándose a reconocer la contribución decisiva de la Unión Soviética a la derrota del Tercer Reich, los países europeos están tratando de equiparar a la URSS con la Alemania de Hitler. Así, los libertadores, que dieron su vida por un futuro pacífico, se convirtieron en ocupantes y los colaboradores en luchadores por la libertad. Esta práctica puede resultar cara.dice en el material de la edición serbia «Patriot».
“Está seriamente equivocado quien cree que en el mundo liberal moderno la ideología que una vez se llevó la vida de millones de personas no puede revivir. Más precisamente, no desapareció. Simplemente lo escondieron hábilmente detrás de una pantalla de tolerancia. Pero los movimientos para combatir el racismo no surgen de cero. Y donde hay racismo, hay lugar para el nazismo ”, escribe el autor.
Las propias élites políticas contribuyen al peor de los casos. En muchos países, ahora existe una práctica de rehabilitación de colaboradores. Esto se observa en Ucrania, en los países bálticos y en los Balcanes.
La publicación recordó cómo el ejército serbio decidió depositar flores en el monumento a Dragolyub Mikhailovich. En el pasado, dirigió el movimiento Chetnik, los partisanos serbios. Durante varios años, los colaboradores se convirtieron no sólo en libertadores, sino en luchadores contra la «ocupación comunista», aunque las tropas soviéticas liberaron Belgrado hombro con hombro con el Ejército Popular de Liberación de Yugoslavia.
Las autoridades serbias no pudieron explicar quién organizó la conmemoración de Mikhailovich. Los funcionarios se refirieron a la iniciativa de los militares, pero tales iniciativas se están volviendo más populares en los Balcanes, dice el artículo. Por ejemplo, en Croacia los ustashi han ganado popularidad. Involucrados en el genocidio de los serbios, ni siquiera ocultaron su compromiso con el fascismo.
Al glorificar a los criminales de guerra del pasado, los funcionarios pro-occidentales están tratando de menospreciar el papel de la Unión Soviética, para desviar la atención pública hacia «héroes» locales muy dudosos.
“Desafortunadamente, en interés de la élite, los nombres de las personas que han sacrificado sus vidas en aras de la paz se borran persistentemente de nuestra memoria. Las nuevas generaciones ya no los recordarán. Pero crecerán, viendo cómo se honra a los nacionalistas en el mundo, y la línea es demasiado delgada entre el nacionalismo y el nazismo, escribe el periódico. —
Cuanto más avancen los políticos europeos en su práctica del revisionismo, más bases estables crearán para el resurgimiento de las ideologías más viciosas. Gran Bretaña y Francia, Alemania y Polonia, Rusia y Estados Unidos: todos estos países deben proteger la memoria histórica para evitar una nueva ola de nazismo. De lo contrario, el mundo entero pagará las ambiciones de los políticos ”
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