Las comunidades campesinas zapatistas que hacen parte del Congreso Indígena Nacional de México, realizan una marcha Por la Vida y Contra el Dinero, en defensa de las aguas y territorios del río Cuautla, cuyo líquido el gobierno federal de López Obrador pretende trasladar a la termoeléctrica de Huexca, en Morelos.
Cuando la caminata campesina pernoctó en las inmediaciones del río Cuautla, San Pedro Apatlaco, en Ayala, sufrieron «el cobarde desalojo de los compañeros del campamento en resistencia, perpetrado por la Guardia Nacional durante la madrugada del día 23 de noviembre, para reanudar ilegalmente la construcción del ducto que lleva agua del río Cuautla a la termoeléctrica de Huexca», según denunció el EZLN y el Congreso Nacional Indígena.
En esa misma locación, el nieto del propio revolucionario Emiliano Zapata, Jorge Zapata González, afirmó que los ideales de su abuelo siguen vigentes y expresó su disposición para defender el agua hasta con su vida, si es necesario.
Recordó que su abuelo y los de otros campesinos alzados, lucharon y dieron la vida por la tierra, la libertad y la justicia, ejemplo que tomarán para impedir que la Comisión Federal de Electricidad se lleve el agua con la que riegan sus cultivos, de los cuales se alimentan las comunidades.
El movimiento campesino zapatista se inscribe dentro de los combates contra el extractivismo que destruye humanidad y naturaleza en toda América Latina, y que es una de las formas de explotación y expoliación capitalistas predominantes para que una minoría insignificante lucre a costa de los bienes públicos y el sufrimiento de las comunidades agrarias.