El diario español El País, en un artículo escrito por Juan Carlos Sanz, abordó el lunes “una de las páginas más oscuras” del régimen de Israel: el robo de los niños judíos yemeníes que fueron separados de sus familias y, en el marco de la llamada ‘operación alfombra mágica’, trasladados entre los años 1949 y 1950 desde Yemen a los territorios ocupados, junto a otros 50 000 judíos.
Los inmigrantes fueron alojados en campamentos instalados en los territorios palestinos ocupados, pero debido a la mala condición de estas áreas, los niños padecían enfermedades, por lo que fueron trasladados a hospitales, donde se pierde la pista de los menores.
La única justificación que escuchan las familias es que sus hijos están muertos, pero sus cuerpos no han sido entregados, no existe un informe médico que confirme la muerte ni se ha realizado ningún funeral ni se sabe nada más sobre ellos.
Las familias dicen que sus hijos han sido entregados en los territorios ocupados y Estados Unidos a familias askenazíes (judíos nacidos en Europa) que no tenían hijos.
En 1967, 1988 y 1995 se hicieron algunas investigaciones al respecto, pero la respuesta fue la misma: “Ningún niño ha sido secuestrado y no ha sido puesto al cuidado de familias judías; solo fue una negligencia médica y administrativa”. En 2001, otra investigación concluyó que podría tratarse de “algún asistente social”, es decir entregar a niños en adopción “para ofrecerles una vida mejor”.
Las persecuciones de las familias yemeníes hicieron que el parlamento israelí abriera en 2016 un estudio al respecto que terminó en la desclasificación de documentos que estaban embargados hasta 2031. Y la justicia avaló, ya en 2018, la exhumación de cadáveres de niños muertos en la década de los cincuenta para efectuar pruebas de ADN en búsqueda de la verdad.
Ahora, de cara a las elecciones del 23 de marzo, la administración del primer ministro Benjamín Netanyahu ha aprobado un plan de compensaciones económicas a las familias yemeníes que perdieron a sus hijos poco después de haber llegado a Israel, subraya el periódico español.
Sin embargo, los grupos pro derechos judíos yemeníes están pidiendo que se revele la verdad: “El gobierno israelí quiere sofocar las voces de estas familias con dinero. No ha emitido ninguna disculpa oficial a estas familias que quieren saber la verdad”, denuncian.