Nueve meses después de la muerte de George Floyd, que desató masivas manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial en todo Estados Unidos y otros países, se inicia este lunes el proceso de juicio contra Derek Chauvin, el agente de policía acusado de este crimen.
En la víspera del juicio, cientos de personas salieron a las calles de Mineápolis, en el estado de Minesota (norte), con ramos de flores y carteles de Black Lives Matter (Las vidas negras importan), exigiendo justicia para George Floyd y otras víctimas de la violencia policial en Estados Unidos.
Los asistentes a la marcha permanecieron en su mayor parte en silencio y solo lo rompieron para corear: “¡Si no hay justicia, no hay paz!”. Otros portaban una pancarta que reproducía las últimas palabras pronunciadas por Floyd antes de fallecerse: “No puedo respirar”.
Durante la congregación, la abogada y activista Nekima Levy Armstrong leyó una lista de todas las personas asesinadas por la policía en Minnesota desde 1984.
En la primera jornada de la vista, las autoridades judiciales van a proceder a seleccionar a los miembros del jurado popular que deberán emitir a posteriori su veredicto sobre el caso contra Chauvin, un exoficial del Departamento de Policía de Minnesota (MPD), quien fue filmado el 25 de mayo de 2019 presionando su rodilla en el cuello de Floyd durante casi nueve minutos mientras el detenido, que estaba esposado, se le quejaba de que no podía respirar.
La desatención del agente a los ruegos de su detenido le causó la muerte. El asesinato de Floyd generó una ola de protestas en diversas ciudades estadounidenses, en las que se pedía a las autoridades promulgar leyes que pusieran fin al racismo endémico y violencia policial contra las minorías étnicas.
Con la muerte de Floyd se revivió otros casos similares en EE.UU. como el caso de Eric Garner, quien murió asfixiado, en 2014, por el abrazo mortal de un policía en Nueva York, tras gritar hasta 11 veces: “No puedo respirar”, y quien se volvió símbolo del movimiento Black Lives Matter. Cabe señalar que 700 afrodescendientes han sido asesinados desde 2017, a manos de la Policía estadounidense.
