Yurina Piñeiro Jiménez, Ismael Francisco.— A la edad de cinco años, los niños más que vivir, sueñan. Fantasean con lo que serán: médicos, bailarinas, maestros, enfermeras, peloteros, abogadas, pilotos…Pero rara vez con ser presidente.
Cuenta Finita que estaba poniendo los carteles que anunciaban la asamblea del delegado, cuando llegó aquel pequeño y le dijo: Compañera, ¿puedo ayudar?. -Sí mi niño, cómo no.

“Sentí algo muy especial porque ver lo que nos rodeaba en este barrio habanero de La Timbita, que casi todo era negativo, y de repente, que un niñito fuera el que me brindara su ayuda…
Yo lo cogí para mí, dije, este es mío. La familia me criticaba, me decía muchas cosas y yo: «vamos adelante Oscarito», pero en mi interior pensaba: «en qué candela me estoy metiendo yo aquí, cualquier día me caen a palo, pero no, no fue así».
Él se imponía: «yo voy a hacer esto porque a mí me gusta, ustedes no me van a quitar la idea que yo tengo». Yo le decía de ir a cobrar el CDR, y allá iba conmigo. ‘Niño, vamos que hay un ciclón’, y me acompañaba al problema de los albergues. Trabajos voluntarios, recogida de materia prima, guardias infantiles…No le importaba la edad, no le importaba nada”.
Finita pensaba que muchacho al fin, como mismo un día apareció en su vida, podría desembullarse y volver a las andanzas y travesuras propias de la infancia. Pero no, mientras sus amiguitos jugaban, él iba a su casa a darle y darse trabajo: -Finita, ¿ya cobraste el CDR tal? Dale, que yo te acompaño. Y así fue siempre.

Presidente de CDR y coordinador de zona, más joven del país
En el 2021, el raro sueño del niño Oscar Águila Sarduy, se hizo realidad. No tuvo que esperar a ser grande, ni hacer una carrera. Con tan solo 14 años, ya preside el CDR #3 “Camilo Cienfuegos”, de la Zona #41, del municipio Plaza de la Revolución, en la que también asume el liderazgo. Y empieza implantando récord, pues es el presidente y coordinador más joven del país.
“Mi sueño siempre fue ese y desde los cinco hasta los 13 años milité en el Comité infantil que Finita creó con los niños más activos del barrio. Así ella nos apoyaba a nosotros y nosotros a ella, que en ese tiempo era la coordinadora zonal, porque allí la organización no tenía líder, ni ningún otro ejecutivo.
En el 2020 hablé con ella y le pedí que por favor, me diera una responsabilidad en el de los adultos. Ya en ese momento había una estructura, entonces me encargaron la guardia cederista y las tareas de prevención, lo que llevé durante cinco meses, hasta que la presidenta se mudó hacia otro municipio, entonces pasé a ser secretario de organización y en cuanto cumplí los 14, me nombraron presidente”.
Hace casi una década de aquel primer encuentro de Oscarito con Finita, pero sigue siendo el niño que se desvive por ayudar a los otros. Estas funciones no le proporcionan ganancias materiales, y sí serios deberes con los 90 cederistas de su Comité y con otros cientos de los seis restantes CDR de la Zona #41, que él coordina.

Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Servir a la comunidad, el mejor trabajo ideológico
La zona en la que se ubica el CDR que preside Oscarito se conoce como La Timbita. Una barriada habanera, prima hermana de La Timba, famosa por el ambiente social propio de los barrios que nacieron de manera improvisada.
“Este lugar es complejo, muy disfuncional en cuanto a la militancia de forma activa en las organizaciones de masas. Existe potencial delictivo, muchos hechos de corrupción, un barrio con numerosos problemas de vivienda, gran cantidad de casos sociales…
Por eso creo que el mejor trabajo ideológico que puedo hacer es servir a la comunidad, ayudar a la gente a buscar soluciones a sus problemas, que en definitiva son problemas que de forma directa o indirecta afectan a todos los vecinos del barrio . Y en eso es en lo que estamos trabajando.
Días atrás ayudamos a un compañero a encontrar trabajo. Cuando empezó la alternativa de la mensajería con la situación de la pandemia, los más jóvenes brindamos nuestra ayuda, hicimos el levantamiento de todas las personas vulnerables y los casos sociales para darles apoyo. También estamos trabajando en la preparación de un área para cultivar nuestro pedacito”.
–Cuéntame sobre ese proyecto de producción de alimentos para el autoconsumo.
“Cuando supimos de la convocatoria, pensamos en un área ubicada en la comunidad, propiedad del taller de la PNR del municipio; entonces se lo solicitamos y ellos accedieron porque no lo estaban utilizando y era además una buena alternativa para eliminar un microvertedero de basura que se hacía en el lugar.
Ya limpiamos el terreno y estamos cercándolo, para luego empezar a plantar. Los cederistas están contentos porque en ese pedacito queremos sembrar, en dependencia de la época del año, plátano, habichuela, lechuga, tomate, frijoles y todo lo que se pueda.
También tenemos la idea de poner jaulas para la crianza de algunos animales (gallinas, conejos y otros). Ya tenemos una puerca, que un vecino donó para que entre todos la alimentáramos y le sacáramos cría, y así tener garantizada la carne de las actividades del CDR”.

Juventud que no está perdida
Oscarito es uno de los muchachos de estos tiempos, que lejos de estar perdido, -como algunas personas suelen decir de la juventud-, está muy centrado en superarse académicamente y servir a su comunidad.
Lleva de la mano, escuela y trabajo. En los últimos meses de pandemia, dedica las mañanas a sus teleclases o las graba para luego estudiarlas. Los sábados y domingos estudia en casa de alguno de sus compañeros. Y el resto del tiempo lo dedica a su comarca.
-¿Y el tiempo para divertirte? Eso también es importante.
“Prefiero servir que estar jugando y haciendo cosas de niños, aunque sea un niño. Para mí no hay cosa más linda que tener una infancia y adolescencia de esta manera, y cuando sea grande decir “Yo serví a mi Revolución desde chiquitico y mi esfuerzo ayudó a mejorar la vida del vecindario”.
Aunque yo no participo en los juegos de futbol o en las fiestas y ese tipo de cosas, mis amigos y compañeros del barrio me apoyan mucho. De hecho, en mi CDR, uno de ellos tiene 15 años y es el financiero; el otro, tiene 16 y se encarga de los trabajos voluntarios y la recogida de materias primas. En el equipo de la zona, la vigilante zonal tiene 26 años. Y así, seguiremos trabajando por incorporar a todos los jóvenes que quieran servir a los suyos”.

Un Héroe en busca de Oscarito
Pensó fuera un error, pero rápido corroboró que era cierto. En La Timbita estaba el líder de barrio más joven del país, de 14 años de edad. Y allá fue el Héroe de la República de Cuba y coordinador nacional de los CDR, Gerardo Hernández Nordelo a conocer a Oscarito.
“Hay jóvenes que son ejemplo de que sí se puede tener compromisos estudiantiles y cuando llegas a tu comunidad, tener un papel activo también. Muchachos que dicen yo quiero servir a la revolución y cómo lo voy a hacer, comenzando por los problemas que veo en mi propia cuadra. Y asumiendo responsabilidades y motivando y moviendo a la gente.
Oscarito es un ejemplo de eso. Cuando supe de él fui a conocerlo. Puedo decir que no es un improvisado, sino que tiene una trayectoria en la organización. Le pregunté por los problemas de su comunidad y resulta que tiene tremendo dominio de lo que hay que hacer allí. Anda con una libretica y tiene bien identificado cuáles son las cuestiones de mayor preocupación en la comunidad, en algunas de las cuales hemos empezado a trabajar ya, a ver en qué medida se pueden ir resolviendo.
Este muchacho tiene mucho prestigio. Caminamos el barrio y comprobamos sus buenas relaciones con los vecinos. Tiene además, un equipo de jovencitos alrededor suyo, que lo ayudan con las guardias, la cotización…Un ejemplo de que la juventud cubana no está perdida.
Los CDR tienen las puertas abiertas para todos los jóvenes que deseen trabajar en la solución de los problemas que afectan a sus comunidades, a sus vecindarios. Y digo trabajar, porque aquí no hay varitas mágicas”, precisó Hernández Nordelo.
Oscarito anhela trascender en el tiempo como su bisabuela, a la que no conoció, pero a la que los vecinos todavía invocan porque gracias a ella asfaltaron la cuadra. Al igual que Fidel, desea hacerse abogado y defender a su gente. Dentro del sueño que vive, él quiere, quiere y quiere…
“Es que Oscarito nació con ese espíritu, y no hay quien le quite eso”, dice Finita, veterana del trabajo cederista en la zona, que ahora siente una tranquilidad inmensa porque dejó la barriada en las mejores manos: las de su aprendiz, que aunque ya no tiene cinco años, sigue sintiendo pasión por los CDR.

Foto: Cortesia del entrevistado.