
“No hay razón para creer que Irán estuvo involucrado en el ataque contra Mercer Street”, petrolero gestionado por un multimillonario israelí, hizo hincapié el lunes el representante especial del presidente ruso para Afganistán, Zamir Kabulov, en una entrevista concedida a la agencia de noticias rusa Ria Novasti.
Asimismo, criticó que los países occidentales culparan a Irán sin presentar pruebas de sus alegatos. En este sentido, indicó que Rusia carece de argumentos para acusar a Teherán, agregando que, si encontrase evidencias, expresaría su opinión al respecto.
Además, el funcionario subrayó que Irán no había pedido en ningún momento a Rusia ayudarle para aclarar la situación que rodea el ataque contra tal embarcación comercial, que tuvo lugar el jueves cerca de la isla omaní de Masirah, situada a 300 kilómetros de la capital de Omán, Mascate.
Según fuentes familiarizadas con el asunto, bajo condición de anonimato y citadas por la cadena iraní de habla árabe Al-Alam, el incidente sucedió en respuesta a un ataque con misiles del régimen de Tel Aviv al aeropuerto de Dabaa en la región de Al-Qusair, en la provincia siria de Homs (centro), que causó la muerte de dos fuerzas de la Resistencia.
Tras el anuncio, el primer ministro israelí, Naftali Bennett, y altos diplomáticos de Estados Unidos y del Reino Unido acusaron a Irán por su presunto papel en el ataque.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Said Jatibzade, rechazó el mismo lunes las acusaciones y definió de contradictorias las “declaraciones coordinadas” contra el país persa.
De acuerdo con el diplomático iraní, el país persa es un “defensor y partidario” de la navegación “segura” tanto en el estratégico Golfo Pérsico como en las aguas internacionales.
No obstante, aseveró que “la República Islámica no dudará, ni siquiera por un momento, en defender su seguridad y sus intereses nacionales, y responderá a cualquier posible aventurerismo con una acción inmediata, poderosa y firme”.