En el estado estadounidense de Georgia, Nigel Brown, un niño de nueve años, murió después de ser alcanzado por una bala perdida mientras dormía en su cama durante el fin de semana pasado.
El pequeño recibió en la cabeza un disparo procedente de un tiroteo que se estaba produciendo en su barrio, un vecindario residencial de la localidad de Albany, alrededor de las 23:00 del domingo. Su madre escuchó los disparos y corrió a la habitación de Nigel, donde lo encontró inconsciente. El niño fue declarado muerto en el lugar.
La Policía está investigando el caso y ofrece una recompensa por cualquier información que permita la detención de los involucrados en la muerte del menor.
El jefe de Policía de Albany, Michael Persley, dijo en una conferencia de prensa el lunes que confían en la ayuda de la comunidad para llevar a las personas involucradas ante la justicia. Persley indicó que es demasiado pronto para determinar si el tiroteo fue aleatorio o intencional y dirigido contra alguien en concreto.
«La familia de Nigel Brown está sufriendo porque un cobarde en las calles de Albany le quitó la vida», dijo. El fiscal de distrito del condado de Dougherty, Greg Edwards, agregó que «la investigación está en curso» y que se está haciendo todo lo posible para «llevar este asunto ante la justicia».