El 29 de julio el gobierno israelí impuso el pasaporte sanitario, que permite el acceso a determinados lugares sólo a las personas totalmente vacunadas, “curadas del virus” o con un test negativo.
Ahora el control policial se extiende a los niños con edad comprendida entre los 3 y los 12 años. Forma parte de las nuevas restricciones, según anunció el gobierno el miércoles por la noche.
El domingo Israel creó centros para realizar pruebas rápidas de antígenos en todo el país, a cargo del servicio de emergencias Magen David Adom (MDA), e hizo obligatoria la cuarentena para las personas que regresen de la mayoría de los países del mundo, estén o no vacunadas.
Los controles en los centros cuestan 52 shekels (unos 17 euros) y permiten al titular obtener un pasaporte sanitario expedido por el Ministerio de Sanidad, válido durante 24 horas. “Lo pagará el Estado para los niños de 3 a 12 años a partir del 18 de agosto, cuando la medida entre en vigor”, dijo la oficina del Primer Ministro en un comunicado.
Israel fue uno de los primeros países en lanzar una campaña de vacunación masiva en diciembre, gracias a un acuerdo con el gigante farmacéutico Pfizer. El acuerdo permitió al Estado hebreo acceder rápidamente a millones de dosis pagadas a cambio de información confidencial sobre los efectos adversos de la vacuna.
A pesar de la vacunación el número de “casos” ha seguido en aumento, especialmente entre los vacunados.