Diego Herchhoren.— La derogación de las leyes de una democracia burguesa para convertirla en un Estado fascista es ya una realidad, y el pretexto sanitario es el método. En España, con un fascismo consolidado, esa vuelta de tuerca se evidencia en la escasa resistencia, a diferencia de otros países, a la excepcionalidad política.
Para implantar esto, el Estado ha establecido 5 reglas básicas que han permitido arrinconar aún más a la población, suprimir derechos sin oposición, y garantizar el carácter de clase de las instituciones.
1-La ciencia debe ser un «consenso».
Diez, cien o un millón de personas, todas envueltas en batas de laboratorio y diciendo lo mismo y afirmando el mensaje oficial. Los autores de esas afirmaciones no tienen por qué estar a sueldo de la corporación beneficiaria de ese mensaje; basta con su ilusión de serlo algún día.
2-La medicina debe persuadir, no curar.
Si alguien entiende a la medicina como la ciencia al servicio de la salud humana, que se quite esa idea. Ahora la medicina debe utilizarse para persuadir y para obtener comportamientos. Los toques de queda deben servir para que la gente no se reúna; los confinamientos parciales para que la gente sólo vaya a trabajar; y las campañas publicitarias de vacunación para evaluar la fidelidad del gran público.
3-No cuestionar la verdad «verificada».
Si bien la base de la ciencia consistía, entre otras cosas, en la revisión por pares de aquellos descubrimientos relevantes, esto ya no debe ser así. Someter a contradicción el mensaje de las autoridades sanitarias es cuestionar la autoridad, valga la redundancia, y eso no es bueno.
4-Enfrentar a la población entre sí
Provocar la ansiedad entre la prole hasta el límite de que ellos mismos se marginen entre sí, entre vacunados y no vacunados. Que aíslen a quien no admita las reglas anteriores. Que se peleen a golpes por obtener el suero de la felicidad.
Hasta hace muy poco tiempo, esa división se hacía entre los «incluidos» y los «excluidos» de la sociedad capitalista. Ahora también, pero aplicando el «método sanitario».
5-Hacerse preguntas no es síntoma de buena salud
La salud de los integrantes de esta prole también está afectada por sus fuentes de información. Si lee o consulta fuentes alternativas, lo más probable es que forme parte de los «excluidos sanitarios». Para que su salud «no ponga en peligro» a los demás, hay que aislarle y marginarle, y cuando se pueda, eliminarle.
Sin nada que objetar en particular, quiero añadir que en estado de excepción no es sino una situación pre-bélica, y con todo lo que ello implica, tal y como hemos padecido, durnte medio siglo, tant@s nabarr@s en Hegoalde. Al estado de excepción le sigue el estado de sitio y a éste estafo de guerra. Quiérese decir que nos han tenido y siguen teniendo en una flagrante ilegalidad, en la suya, que ya lo era por tantas razones con anterioridad. A l@s sanitari@s, médic@s en particular, – algo sabrá al respecto el que subscribe-, cuando no sometid@s al ostracismo más absoluto, los han sometid@ a un mobbing indefinido. Pero, con las armas de Hipócrates y/o de Galeno, así como las que los tiempos nos ponen al alcance, sigue la Lucha de clases.