“Recibimos una información de que los terroristas del Frente Al-Nusra [autoproclamado Frente Fath Al-Sham] almacenaron contenedores con materiales tóxicos en un refugio subterráneo cerca de la ciudad de Sarmada, en la provincia de Idlib, para llevar a cabo un ataque con armas químicas”, afirmó el jueves el contralmirante Vadim Kolet, subdirector del Centro de Coordinación ruso en la base militar de Hmeimim, situada en Latakia (noroeste sirio).
Conforme al alto cargo militar ruso, citado por la agencia siria oficial de noticias, SANA, el objetivo de este plan fue “acusar al Ejército sirio de usar estas armas contra civiles”; sin embargo, su plan fue frustrado.
En los últimos años, el Ministerio ruso de Defensa ha revelado en varias ocasiones planes de los terroristas de Frente Al-Nusra, coordinada y apoyada por los llamados “Cascos Blancos” y las potencias occidentales, para transportar y almacenar materiales tóxicos en varias áreas de Idlib, con el fin de realizar ataques químicos contra civiles y luego atribuirlos al Gobierno sirio, presidido por Bashar al-Asad.
El Occidente intenta repetir el mismo escenario en el país árabe de vez en cuando, con el objetivo de forzar a la comunidad internacional a actuar contra Siria, que desde 2011 enfrenta un conflicto armado provocado por grupos armados y organizaciones terroristas, apoyados por algunos países occidentales.
Tanto Damasco como Moscú han presentado varias pruebas sobre la cooperación entre los terroristas y los “cascos blancos” para organizar ataques químicos, con gas cloro, por ejemplo, con el fin de incriminar al Gobierno del presidente sirio y justificar así la intervención extranjera en el país levantino.
Damasco también denuncia que EE.UU. y el Reino Unido financian a los “cascos blancos” para que sirvan como una especie de brazo humanitario de los grupos terroristas en Siria y como principal herramienta en la campaña mediática contra el país árabe.