“La administración de Biden [presidente de EE.UU.] se ha dado cuenta de que la política de aumentar la presión sobre Siria no está funcionando”, ha expresado este lunes el enviado especial ruso para Siria, Alexander Lavrentiev, en una entrevista con la agencia local de noticias TASS enfatizando que ya Washington ha cambiado su postura sobre su “política de máxima presión” contra Siria que buscaba aumentar el descontento entre el pueblo sirio y provocar protestas para lograr un cambio del régimen.
De hecho, ha declarado que Estados Unidos ha entendido que la situación del país devastado por la guerra puede estabilizarse a través de una “asistencia humanitaria”.
En este marco, ha informado que EE.UU. busca vías de colaboración con Siria por el medio de la implementación de proyectos de suministro de gas desde Egipto a través de Siria al Líbano y energía eléctrica desde Jordania a través de Siria al Líbano que también pueden beneficiar ingresos a Siria, como el país de tránsito.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto en el que las fuerzas gubernamentales se enfrentan a facciones armadas de la oposición y a grupos terroristas que, conforme a las autoridades sirias, reciben apoyo de algunos países occidentales y regionales encabezados por EE.UU. Cientos de miles de personas han perdido la vida a raíz de las hostilidades que se desataron en el país.
Además, el Gobierno sirio siempre ha denunciado la ilegal presencia de las fuerzas estadounidenses en su territorio, reiterando que estas tropas y los milicianos respaldados por Washington no solo han complicado la crisis en la que sigue inmerso el país, sino que, de hecho, han obstaculizado toda solución a la misma al reforzar la dinámica de guerra mediante terceros.
