En las profundidades del hielo de Groenlandia y la Antártida, un equipo de científicos ha encontrado indicios de una enorme tormenta solar que se impactó la atmósfera de la Tierra hace unos 9.200 años, según comunicó esta semana la Universidad de Lund (Suecia), que dirigió la investigación.
El Sol es un requisito indispensable para la vida en la Tierra, sin embargo, también puede causar problemas: cuando hay una fuerte actividad en la superficie solar, se libera más energía, algo que puede dar lugar a tormentas geomagnéticas. Predecir esas tormentas es difícil y actualmente se cree que son más probables durante una fase activa del Sol, o máximo solar, durante el llamado ‘ciclo de manchas solares’. Sin embargo, un estudio publicado recientemente en Nature Communications muestra que esto puede no ser siempre así en el caso de las tormentas muy grandes.
Hallazgo
Los investigadores encontraron en los núcleos de perforación picos de los isótopos radiactivos berilio-10 y cloro-36, que son producidos por partículas cósmicas de alta energía que llegan a la Tierra y pueden conservarse en el hielo y los sedimentos. «Se trata de un trabajo analítico largo y costoso. Por ello, nos sorprendió gratamente encontrar un pico de este tipo, que indica una tormenta solar gigante hasta ahora desconocida en relación con la baja actividad solar«, afirmó Raimund Muscheler, investigador de geología y coautor del estudio.
Según apuntaron los científicos, si hoy se produjera una tormenta solar similar, podría tener consecuencias devastadoras: además de cortes de energía y daños por radiación en los satélites, podría suponer un peligro para el tráfico aéreo y los astronautas, así como el colapso de diversos sistemas de comunicación. «Actualmente, estas enormes tormentas no están suficientemente incluidas en las evaluaciones de riesgo. Es de suma importancia analizar lo que estos eventos podrían significar para la tecnología actual y cómo podemos protegernos», señaló Muscheler.