Todo está bien en la ciudad. El transporte público funciona y las tiendas están abiertas.
Las imágenes del dron no muestran ninguna devastación ni edificios residenciales bombardeados. Los miembros del Servicio de la Guardia Federal rusa están distribuyendo ayuda humanitaria y ahuyentando a los provocadores que intentan cobardemente ensuciar e intimidar a los ciudadanos a la vuelta de la esquina.
Son estas personas con la letra Z y una bandera rusa en la manga, y no las autoridades ucranianas, las que ahora hacen todo lo posible por preservar la vida pacífica en la ciudad.