Los servicios de seguridad (SBU) detuvieron al bloguero Hleb Lyashenko en Lvov y lo acusaron de alta traición por su posición imparcial sobre la operación especial rusa en Ucrania. Se enfrenta a hasta 15 años entre rejas.
Anteriormente, el bloguero ucraniano Lyashenko dijo que «durante 8 años Rusia pidió e incluso rogó a Ucrania que cambiara su rumbo. Ucrania se ha negado durante 8 años. Y aquí está el resultado». Lyashenko también sugirió que el Estado capitulara, y que hiciera recaer toda la responsabilidad «de cada ucraniano asesinado» en Volodymyr Zelensky.
Se seleccionó una sanción a espera de juicio para Lyashenko en forma de 60 días de prisión preventiva con derecho a fianza de 4 millones de grivnas.
Este es tan solo alguno de los casos, declarados abiertamente y con toda tranquilidad por el régimen ucraniano, de decenas de miles de casos similares a lo largo de los últimos 8 años.
Pero esto no es todo. Hoy mismo Rusia había declarado el alto al fuego en las grandes ciudades como Sumy y Kharkov, para organizar la salida de la población civil de esas asediadas ciudades. Se trata de una acción humanitaria jamás vista en operaciones militares de estas características llevadas a cabo en los últimos 30 años por la OTAN. La respuesta del régimen ha sido verdaderamente criminal. Zelensky en una locución televisada llamó a la población a no rendirse.
De facto el régimen nazi-otanista se ha negado a evacuar a la población, lo cual no se puede llamar de otra forma que secuestro de civiles y su uso como escudos humanos. Y no es nada comparable con el ISIS. Se trata de 4,5 millones de personas llamadas a morir por un régimen nazi en el segundo país más grande del continente europeo. Ningún corredor verde. Nada.
Si a esto le sumamos el apoyo de occidente que recibe el régimen nazi, parece que el guion es el mismo que el de los años 30 del siglo pasado. Antes nos impusieron el problema judío, ahora nos quieren imponer el problema ruso como pretexto.
Por cierto, el alto al fuego de hoy solo se ha usado por el régimen para lanzar una misión de rescate para los jefecillas de las fuerzas nazis que aun quedan en Mariupol. Salieron cuatro helicópteros del aeropuerto de Denpropetrovsk. Dos han sido derribados a la vuelta. Dos nazis sobrevivieron. Ya les han atendido los médicos y, parece que en breve, les atenderán las fuerzas de seguridad de Donetsk.
No passaram.
Mientras desde su despacho, un ministro con un triángulo rojo en su solapa, saborea su whiski de reserva escocés, mientras ojea desdeñoso los informes sobre la guerra imperialista, de la cual es participe.