Imaginen por un momento que Cuba o Venezuela hubiesen detenido, por actividades contrarevolucionarias, a un periodista español que trabajase para algún medio patrio. Es posible que los reportajes, entrevistas a familiares y hasta la cara del susodicho hubiese abierto los telediarios, que la presión del gobierno buscando su libertad a cambio de amenazas hasta en el terreno económico, constituiría caso para la UE, la ONU y cientos de personas en las calles hablando de las «dictaduras» contra la prensa libre.
Nada de eso ha ocurrido en el caso de Pablo González, un periodista vasco detenido en Polonia (país amigo y de la UE) al que se le impide ver abogados y familiares. La culpa debe ser de Putin, porque el gobierno de extrema derecha polaco dice que Pablo trabajaba para los rusos y ha ordenado mantener el secreto este arresto, y que así seguirá en prisión provisional hasta el 29 de mayo.
Los grandes medios nacionales afiliados a la Falsimedia ignoran el caso en nombre de la «libertad de prensa».
(En la foto, diputados que no son del PP, ni del PSOE, ni de C´s, ni de Vox…) ante la puerta del Congreso.
Enfim. As Democracias ocidentais a funcionar no seu melhor…