La batalla por Popasnaya

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El sábado, el líder checheno Ramzan Kadirov anunciaba a bombo y platillo que las fuerzas de la RPL y las tropas rusas, entre las que se encontraban unidades de soldados chechenos y también miembros de la compañía privada Wagner, habían logrado finalmente capturar la localidad de Popasnaya, una información que, aunque negada inicialmente por el portavoz ucraniano Oleskiy Arestovich, que acusó a las topas chechenas de no luchar y dedicarse únicamente a grabar vídeos, se fue confirmando con el tiempo. Horas después, en una aparición en la televisión ucraniana, Serhiy Gaidai, gobernador de la administración civil-militar de Lugansk -es decir, el gobernador de la parte de Lugansk aún controlada por Ucrania, que ahora mismo se limita a las ciudades de Lisichansk y Severodonetsk- afirmó que las tropas ucranianas se habían retirado de la ciudad hacia “posiciones más fortificadas”.

 

Gaidai, que acostumbra a referirse a las tropas rusas y republicanas como “los orcos”, había negado anteriormente la retirada, información que había sido recogida por las principales agencias de noticias internacionales para desmentir la información rusa y de Lugansk. Aunque es factible que una parte de las tropas ucranianas permanezcan en los alrededores de la ciudad, difícilmente puede considerarse una victoria esta retirada de unas posiciones creadas para la defensa y potentemente reforzadas. El sábado por la tarde, comenzaron a aparecer en la red imágenes de las fortificaciones ucranianas abandonadas en los alrededores de la ciudad. Es improbable que Ucrania disponga en esa zona de trincheras mejor fortificadas.

La ciudad, mucho más importante para la ofensiva militar rusa y republicana de lo que aparenta en términos de población (menos de 20.000 personas, comparadas con las más de 400.000 de Mariupol) ha sido durante semanas escenario de duras batallas con unas tropas ucranianas fuertemente fortificadas. Con ambas partes del conflicto conscientes de la importancia estratégica del control de esta localidad, el comando ucraniano había trasladado allí a varias unidades de la aglomeración urbana de Rubezhnoe-Severodonetsk-Lisichansk a Popasnaya, lo que ha conseguido retrasar el avance ruso, que se ha enfrentado también a la ventajosa posición de la ciudad, que facilita su defensa.

Esa posición hace también de Popasnaya una posición estratégica importante a la hora de avanzar sobre otros puntos cercanos en diversas direcciones: Lisichansk y Severodonetsk, las dos últimas ciudades que la RPL trata de recuperar, por un lado y Artyomovsk (Bajmut para Ucrania), por otro. Esta última localidad, importante nudo de comunicaciones, fue el lugar al que huyeron las últimas unidades ucranianas tras su derrota en Debaltsevo en febrero de 2015 en lo que el presidente ucraniano calificó de “retirada ordenada y planificada”. También entonces se buscó dar a la retirada tras la derrota en la batalla un aspecto de reagrupación de las tropas.

De consolidarse el control de Rusia y Lugansk de esta importante posición, se habría producido un importante cambio en la batalla por Donbass. Eso es lo que temen las fuentes ucranianas que, con un mínimo espíritu crítico, se atreven públicamente a cuestionar la forma en que su Gobierno está llevando la planificación y ejecución de esta campaña. Así lo recogía ayer el importante canal de Telegram Legitimny:

Es difícil valorar la importancia estratégica de la la ciudad y por qué su rendición es equivalente a perder 150.000 hectáreas. Durante más de dos meses ha habido batalla por Popasnaya y hoy llegan ya noticias perturbadoras de la ciudad. La lucha es metro a metro y la ciudad está perdida para Ucrania.

¿Cuál es el peligro de la rendición de esta ciudad para las Fuerzas Armadas de Ucrania? Popasnaya está situada en una colina, a una altura de unos 260 metros sobre el nivel del mar, cien metros más alto que Lisichansk al norte y Svetlodarsk al sur y 170 metros más que Bajmut al oeste. El control sobre la ciudad te permite disparar y controlar una vasta zona de más de 30 kilómetros a la redonda en todas las direcciones (el alcance de la artillería). Así que la ciudad es de una importancia estratégica.

La ocupación de Popasnaya llevará a la interrupción del suministro de las Fuerzas Armadas de Ucrania en el arco de Svetlodarsk y en la aglomeración urbana de Severodonetsk, Lisichansk y Rubezhnoe. El control de la ciudad hace posible para las tropas de Rusia y Lugansk entrar en el importante nudo de comunicaciones de la ciudad de Bajmut [Artyomovsk, en memoria del revolucionario Artyom Sergeev, nombre descomunizado en los últimos años-Ed].

Las imágenes distribuidas por las tropas allí presentes tras el final de la batalla por la ciudad -los próximos días dirán si continúa la resistencia ucraniana en sus alrededores- muestran un enorme nivel de destrucción. Dos meses de batalla han destruido los escasos edificios de pisos presentes en la ciudad, que también ha sufrido graves daños en las zonas de viviendas unifamiliares, sectores que las tropas ucranianas habían utilizado en estos años para construir esas fortificaciones que han hecho posible frenar el avance ruso y republicano durante todo este tiempo. La cercanía de las posiciones militares a los sectores residenciales ha dificultado el uso de la aviación y artillería pesada, algo que es probable que se repita en otros escenarios de la batalla por Donbass, una zona muy poblada en la que la única vía de un avance rápido es un uso masivo de la aviación y bombardeos pesados que garantizarían elevadísimas cifras de bajas de civiles. Sin embargo, el control de la zona de Popasnaya supone una ventaja estratégica que debería facilitar el avance de las tropas rusas y de Lugansk.

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