Damasco, 1 sep (SANA) Rusia avanza en la conformación de un orden geopolítico multipolar tras anunciar que reforzará su presencia diplomática en países que no se suscribieron a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea (UE) tras el estallido el conflicto en Ucrania.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia anunció recintemente un cambio en su política exterior para reforzar y cuidar su presencia diplomática en la Comunidad de Estados Independientes (CEI), la región de Asia-Pacífico, Oriente Medio, África y América Latina, como una forma de enfrentar “las acciones hostiles por parte de varios países extranjeros”.
Esta estrategia diplomática es congruente con la línea que adoptó desde hace 20 años el Gobierno del presidente Vladímir Putin, consistente en promover “una política exterior más independiente” y en la que los actores preponderantes no sean sólo Estados Unidos y los países europeos, asegura en entrevista con Sputnik Imelda Ibáñez, internacionalista con especialidad en Historia Diplomática de Rusia y su Política Exterior por la Universidad Estatal de San Petersburgo.
De acuerdo con la experta, la búsqueda de un orden multipolar es “la base doctrinal de la política exterior de Putin”, la cual es de carácter “multifactorial y pragmática” y encaminada, entre otras cosas, a defender los intereses de Rusia y de la región de Asia Pacífico.
“En el mediano plazo, Rusia debe tener presencia en su parte regional. Una vez teniendo esa presencia regional, pragmáticamente va a jugar la búsqueda de mayor presencia en diversas regiones”, señala la internacionalista formada en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esas otras regiones son, principalmente, Irán y la India, pero también organismos como la Organización para la Cooperación de Shanghái y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, opina Ibáñez Guzmán.
Una defensa en contra de las sanciones
La decisión de Rusia de fortalecer su presencia diplomática y política en el mundo se da en un contexto económico complicado, relacionado directamente con las sanciones económicas de Occidente a Moscú, en represalia por la operación militar rusa en Ucrania.
Aunque las sanciones adoptadas por una treintena de países han cobrado mayor relevancia desde el inicio de la operación militar especial de Rusia en Ucrania en febrero de 2022, éstas iniciaron en 2014 cuando se incorporó Crimea tras realizarse un referéndum en la población.
En total, de acuerdo con datos de la Unión Europea (UE), hay más de 1.210 diplomáticos y empresarios rusos sancionados, así como 108 entidades financieras rusas con las cuales se prohíbe cualquier tipo de transacción.
Las sanciones también incluyen los activos en el extranjero de privados y diplomáticos, incluido el propio presidente Putin, su primer ministro, Mijaíl Mishustin, y el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov.
Desde el Banco Central de Rusia hasta el Sberbank (uno de los bancos rusos más importantes), llegando incluso hasta clubs de motociclistas prorrusos como los Lobos Nocturnos, han sido blanco de las sanciones, las cuales también derivaron en la salida de marcas trasnacionales de territorio ruso.
Aunado a ello y a la exclusión de Rusia del sistema de pagos interbancarios SWIFT, empresas como MasterCard y Visa han anunciado la suspensión de operaciones para cuentahabientes rusos, quienes también se ven imposibilitados a viajar por espacio aéreo europeo.
Además, la Unión Europea (UE) anunció que será más selectiva a la hora de emitir visados a los ciudadanos rusos, restringiendo así su movilidad en Europa. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, explicó que el número de visados Schengen emitidos a los rusos disminuirá considerablemente, puesto que su obtención se volverá más difícil y tardará más tiempo.
No obstante, aclaró, no se trata de una prohibición total y “la concesión de visados continuará en cada caso concreto y, en particular, a determinados grupos de personas”.
El arma de la diplomacia en tiempos de conflicto
Contrario a lo que esperaba, las sanciones impuestas por Occidente no lograron aislar a Rusia, por lo que éstas ya juegan en un segundo plano dentro de la estrategia occidental para frenar el avance de potencias asiáticas, entre ellas China, según la opinión de la internacionalista Imelda Ibáñez.
“Las sanciones ya juegan un segundo lugar en cuanto a la política de detención en contra de Rusia. Los líderes europeos van a buscar la forma de equilibrar esa búsqueda diplomática de Rusia”, sugiere la académica con estudios en la Universidad de San Petersburgo.
La especialista también advierte que, en este nuevo intento europeo por frenar el orden multipolar impulsado desde Rusia, los países que no adoptaron las sanciones tendrán que repensar su política exterior para “buscar un equilibrio entre la presión de Estados Unidos y buscar reforzar los lazos con la Federación de Rusia [país que todavía es blanco de propaganda occidental, como si fuesen tiempos de Guerra Fría]”, considera.
“Soberanamente, las políticas exteriores de cada país que quiera fomentar su relación diplomática con Rusia deben sopesar ese problema, esa narrativa que viene de intereses occidentales. Sin embargo, por el lado de la proyección de la política exterior de Rusia, esta proyección busca equilibrar una forma de cooperación más justa e igualitaria”, afirma Ibáñez Guzmán.
Rusia y la región latinoamericana
En el caso de América Latina, la situación se puede volver más complicada debido a que, por siglos, la política exterior de muchos países latinoamericanos ha estado alineada a la Doctrina Monroe de Estados Unidos. Sin embargo, con el avance de la izquierda en los Gobiernos de la región, este precepto se puede sustituir por uno que incluye una cooperación regional e internacional más abierta y justa.
“Es tarea de estos países [latinoamericanos] equilibrar su posición entre la cooperación con los líderes occidentales, porque si no lo hacen, también sufrirían sanciones económicas. No obstante, al mismo tiempo, no pueden perderse la oportunidad de una cooperación más fuerte con Rusia y China”, señala.
La integrante del Grupo de Estudios sobre Eurasia (GESE) considera que, si bien la nueva estrategia diplomática de Rusia puede promover la creación de nuevos bloques económicos, por ahora se limitará a reforzar la cooperación entre países de la región Indo Pacífico y la zona Euroasiática, ya que es su carta más fuerte el sector energético.
Ejemplo de ello es el hecho de que, durante los últimos ocho meses, Rusia aumentó sus exportaciones de gas a China en un 60% en comparación con el mismo periodo del año anterior, según un informe del presidente de Gazprom, Alexéi Miller.
“Económicamente sí se pueden conformar bloques, sobre todo si los va a liderar la Federación de Rusia, en el caso de la cooperación estratégica de recursos energéticos, Rusia tendrá grandes oportunidades de negocio”, pronostica la experta.
Sobre la reacción occidental a esta nueva fase de la política exterior rusa, Imelda Ibáñez opina que habrá que esperar el paso del invierno, dado que Europa atravesará por un momento complicado debido a la crisis energética derivada de las sanciones contra Moscú, lo que podría replantear la política punitiva contra Rusia.
La compañía rusa Gazprom suspendió por tres días, del 31 de agosto al 3 de septiembre, el traspaso de gas a territorio europeo por labores de mantenimiento en el gasoducto Nord Stream 1, en un contexto en el que el volumen de exportación se redujo hasta un 20%. De este modo, la Unión Europea (UE) busca diversificar sus fuentes de abastecimiento para no depender ya del combustible ruso.