Ucrania recupera la iniciativa

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El sorprendente avance ucraniano en la región de Járkov mostró ayer el día más exitoso para Ucrania posiblemente desde julio de 2014. En un escenario similar a lo ocurrido aquel mes, cuando el abandono de la agrupación de Strelkov de Slavyansk y Kramatorsk supuso un efecto dominó que hizo caer a centenares de localidades en manos ucranianas, el avance del frente que se produjo a lo largo de la mañana supone una derrota decisiva de las tropas rusas en el frente de Járkov. Apenas 24 horas antes, tanto los periodistas sobre el terreno como las autoridades habían anunciado el envío urgente de reservas a dos zonas estratégicas: Kupiansk e Izium, ambas clave a la hora de estabilizar el frente e impedir avances ucranianos hacia el sur.

 

Ayer por la mañana, las tropas ucranianas mostraban imágenes de la bandera azul y amarilla sobre el ayuntamiento de Kupiansk, abandonada en su parte occidental por las tropas rusas, que se retiraron al otro lado del río Oskol para tratar de mantener la defensa. Posteriormente, la retirada fue aún mayor. Apenas unas horas después, ante la certeza de que la localidad iba a quedar cercada y aislada, las tropas rusas se retiraron también de la ciudad de Izium, localidad clave para el desarrollo de la operación en la RPD y que tanto tiempo costó capturar hace unos meses. Como era previsible, las tropas ucranianas marcaron como siguiente objetivo Krasny Liman, cuya situación es incierta tras los rumores de abandono  total o parcial a lo largo del día.

Frente a la retirada de Kiev y Chernigov del pasado marzo, cuando las tropas rusas se retiraron alegando un gesto de buena voluntad que no lo fue -la guerra de trincheras condenaba a las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa a sufrir una enorme cantidad de bajas en un contexto de certeza absoluta de no poder avanzar sobre Kiev-, la actual retirada se produce en una zona mucho más peligrosa y ante una derrota militar en toda regla en una batalla cuerpo a cuerpo. En esta zona, Rusia no solo no ha logrado avanzar durante meses, sino que ni siquiera ha podido defender los avances conseguidos.

Hace apenas unas semanas, el ministro de Defensa de la Federación Rusa, Sergey Shoigu, antes del inicio de la operación militar especial considerado serio candidato a suceder a Putin pero ahora cuestionado incluso en su puesto, afirmó que la operación transcurría según lo planeado. Con el frente completamente estancado, esa afirmación era ya entonces difícilmente sostenible incluso para esta “segunda fase” de la intervención rusa, en la que debía lograrse la liberación de todo Donbass. A excepción de Peski, los avances rusos y republicanos en el último mes han sido insignificantes: ni se ha logrado capturar Seversk, a pesar de la lucha durante casi dos meses, ni iniciar la batalla por Artyomovsk. Aunque con la captura de Krasny Liman -cuyo destino parece ahora ser abandonada por las tropas rusas, si no lo ha sido ya- la batalla por Slavyansk parecía acercarse, la ciudad en la que comenzó en abril de 2014 la rebelión armada de Donbass está cada día más lejos. La pérdida de Izium, de la que las tropas rusas se retiraron antes de quedar cercadas, evitando así una alto nivel de pérdidas irreparables, supone aplazar sine die cualquier aspiración sobre Slavyansk-Kramatorsk.

La derrota de esta semana no solo supone una muestra de debilidad de las tropas rusas, sino que lo hace en un contexto de defensa, a priori más sencillo que el de ataque, y lo hace a escasos kilómetros de la frontera rusa. No se trata de una derrota militar en un lugar alejado del frente o especialmente difícil de defender, como podría ser el caso de la ciudad de Jerson, al otro lado del Dniéper y donde Ucrania intenta desde hace meses cortar las rutas de suministro. El colapso del frente de Járkov es, además de una importante victoria militar para Ucrania, con sus primeros avances desde marzo, también un éxito para su propaganda.

Las tropas rusas se repliegan hacia la frontera o hacia la República Popular de Lugansk, único lugar en el que Rusia ha cumplido con los objetivos planteados con el inicio de su intervención. Aunque en gran parte destruido y con graves problemas en preparación para el invierno, Lugansk es el único lugar en el que las tropas ucranianas han sido completamente expulsadas. Sin embargo, ni siquiera eso impide el peligro, ya que la artillería de largo alcance proporcionada por los socios occidentales de Ucrania ha permitido realizar bombardeos en localidades de la retaguardia de la República como Perevalsk o Alchevsk.

La retirada rusa supone también un peligro para la población civil de las localidades abandonadas. El avance militar supone el retorno de Ucrania a una serie de ciudades y pueblos en los que al menos una parte de la población ha colaborado activamente con las autoridades nombradas por Rusia y que ahora se enfrentan a la posibilidad de represalias de las autoridades civiles y de las tropas.

Roto el frente de Járkov, el comando ruso se verá obligado a tomar decisiones para lograr estabilizar el frente y detener el rápido avance ucraniano, que está poniendo en peligro los territorios del norte capturados por Rusia y las Repúblicas Populares desde el 24 de febrero. Ayer por la tarde, tras horas de silencio, el comando ruso admitía que sus tropas “están reagrupándose”. Eso sí, lo hizo de tal manera que, en lugar de aceptar una derrota militar en uno de los frentes, alegó una operación de reagrupamiento de tropas en la RPD. Una argumentación manifiestamente falsa que recuerda a la “retirada ordenada y organizada” de Poroshenko ante la derrota de Debaltsevo, y que únicamente mina aún más su credibilidad.

Al margen de la comunicación, que a lo largo de la guerra siempre ha sido deficiente, las tropas rusas deberán reagruparse con rapidez si quieren lograr estabilizar el frente. Por el momento, y por primera vez desde el pasado marzo, Ucrania se ha hecho con la iniciativa, por lo que es de esperar que los ataques continúen en diferentes zonas: la frontera de la RPL, Jerson, Energodar, Volnovaja-Mariupol son solo algunas de las direcciones en las que podría venir el siguiente intento de ofensiva. Lejos quedaron los sueños de Kiev primero o de Odessa y Járkov después, por lo que Rusia no solo tendrá que marcar objetivos realistas sino reorganizar sus fuerzas para mantener el territorio de Donbass recuperado a Ucrania desde el 24 de febrero y tratar de avanzar en la región de Donetsk, mínimo sin el que cualquier resultado debería ser considerado una derrota sin paliativos.

Fuente: Slavyangrad

2 COMENTARIOS

  1. Este señor non sabe de que fala…….cales son os costes para os Ucronazis desta ofensiva? Por que os rusos apenas teñen baixas?…Espere uns días ou semanas e veremos en que queda a súa “análise”…..

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