La alta comisionada adjunta de las Naciones Unidas para los derechos humanos, Nada al-Nashif, declaró el lunes que Moscú trata de silenciar a sus oponentes, entre ellos los que critican la operación militar rusa en Ucrania.
Al respecto, el representante ruso en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Ilia Barmin, reprobó el martes “el aumento sin precedentes del sesgo y la politización” del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH).
Esto, ratificó el diplomático ruso, “se evidencia en la mención a nuestro país en la declaración de ayer [lunes] por la alta comisaria interina, que ha ignorado las violaciones masivas de derechos humanos en Europa, EE.UU. y en otros países de Occidente”.
Barmin aseveró que la ACNUDH sigue ignorando las pruebas de los crímenes del Gobierno de Kiev en el Donbás (este de Ucrania), así como las atrocidades de las fuerzas ucranianas y los mercenarios extranjeros.
En este sentido, puso de relieve que ACNUDH ha cerrado los ojos ante el neonazismo en país eslavo y “la prohibición de actividades de partidos y movimientos de oposición, arrestos y torturas de miembros de la oposición, defensores de los derechos humanos y figuras públicas en Ucrania”, indicó.
Además, remarcó que el organismo de las Naciones Unidas no condenó el suministro de armamentos por parte de Occidente a Ucrania, lo que genera dudas sobre la imparcialidad de ACNUDH.
En abril, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) votó para suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDHNU) a raíz de los que llamó “violaciones y abusos graves y sistemáticos de los derechos humanos” por parte de las tropas rusas en Ucrania, en particular, la presunta matanza de civiles en la localidad de Bucha, cerca de Kiev (capital ucraniana).
Moscú, no obstante, desmintió tales acusaciones y afirmó que su presencia militar en la zona responde a la necesidad de defensa frente a posibles ataques de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por Estados Unidos.