La prensa rusa se mofa al hablar de cómo los europeos se congelarán en invierno tras la suspensión del suministro de gas a través del Nord Stream. En ocasiones suena divertido, pero hay que tener en cuenta que el suministro a través de Ucrania y del Turkish Stream continúa. Hay países de la Unión Europea en los que se está gestando pánico entre la población, cuyos gobiernos quieren limitar la temperatura de las viviendas a 17-19 grados. Personalmente, no me importa cómo vayan a pasar el invierno los europeos. Porque puede que en gran parte de Donbass, la temporada de calefacción no comience este año en absoluto.
El viceprimer ministros del Gobierno ruso, Marat Jusnulin, que supervisa la reconstrucción de Mariupol, afirmó en una entrevista que la ciudad está preparada al 80% para el invierno. Bajo el mensaje en el canal de Telegram aparecieron en un día 250 comentarios de residentes de Mariupol. La gran mayoría escribe que sus viviendas no están preparadas para el invierno. Algunas están completamente destruidas, otras no tienen ventanas, electricidad o agua corriente.
He aquí una muestra de los mensajes más comunes:
- Cheriomuji, el sector de viviendas unifamiliares no está preparado para el invierno en absoluto.
- Calle Melamed: no hay ni luz ni gas.
- Sin ventanas, baterías y tejado. ¿Está preparado?
- Bulevar Komsomolsky 48A, 50A: sin ventanas, sin agua y llega el frío.
- Metalurgist, 83: ni una sola ventana en la casa, nadie ha venido a ver.
- Me gustaría ver a Jusnulin, ver sus informes y mostrarle qué es lo que se ha hecho en realidad.
En nuestro barrio de ocho edificios, dos no pueden ser reconstruidos y se están gestionando otros cinco, pero aún no hay resultados. En un edificio, ya se está reparando el tejado. En agosto, algunas viviendas recibieron agua y en septiembre se conectó el sistema eléctrico. En mi casa hay un agujero de un proyectil en el tejado, un ascensor está dañado y las ventanas están rotas en muchos pisos. No hay una sola doble ventana en mi apartamento. Algunos tienen más suerte y solo tienen que sustituir una o dos ventanas. En muchos, las ventanas están cubiertas con plástico, pero eso no les salvará del frío. A mediados de agosto, vinieron a medir nuestras ventanas. Prometieron iniciar la sustitución gratuita de las ventanas de los pisos a mediados de septiembre. La producción y entrega de ventanas de la Federación Rusa lleva alrededor de un mes. Estamos a la espera. Sigue sin haber ventanas, pero su necesidad persiste. La situación es similar en muchas zonas.
También hay, por supuesto, viviendas que apenas se han visto afectadas por los bombardeos, fundamentalmente los bloques 17, 21 y 23 de la avenida Najimov y los pisos de altura del control. Pero eso no es el 80% de las viviendas. El suministro de gas aún no se ha restablecido en gran parte de las viviendas y las salas de calderas están dañadas. Nuestra caldera ha sobrevivido, tiene agua, electricidad y gas, pero qué tipo de calefacción va a haber con las ventanas rotas. Si no se restablecen los circuitos termales de los edificios, nadie va a encender las calderas para calentar el ambiente.
En las viviendas donde las calderas están fuera de servicio, se ha prometido instalar calderas modulares en los edificios, pero, una vez más, todo depende del acristalamiento. Además, es preciso comprobar todos los pisos para valorar las condiciones del sistema de calefacción. Durante las heladas de marzo, las tuberías y baterías simplemente explotaron. En algunas viviendas, el sistema ha quedado fuera de servicio y será sustituido por tuberías de plásticos y baterías metálicas, pero aún no han llegado. La situación se complica debido a que nadie vive en algunos pisos. Si los residentes dejaron sus llaves a los vecinos, se podrá entrar. Si no, habrá que hacerlo en presencia de la policía. Es posible que a los rusos les aburra leer estas cosas, pero para nosotros la recuperación del sistema de calefacción es un problema vital.
No está claro qué busca el mensaje de Jusnulin. Si es para la audiencia rusa, ¿para qué? Entre los residentes de Mariupol, no ha hecho más que causar una oleada de indignación.
En realidad, lo comprendemos todo. Los constructores rusos están haciendo mucho para reconstruir la ciudad. Los primeros tres bloques de viviendas ya han sido entregados en menos de tres meses. Hay más que están por venir. Pero simplemente hay muy poco tiempo para realizar todo el trabajo y para reconstruir demasiadas viviendas destrozadas. Para noviembre, se ha prometido realojar a mil familias que han perdido sus hogares. ¿Pero qué pasa con aquellos cuyas viviendas han sobrevivido pero se han quedado sin ventanas?
Hay muchas empresas en la ciudad dispuestas a instalar doble ventana o ventanas simples, pero por dinero. Una doble ventana cuesta 3000 rublos; un bloque de balcones, 20.000. ¿De dónde van a sacar ese dinero si las pensiones son de 10.000 y los salarios de los hombres se mueven entre 12.000-30.000. Gran parte de las mujeres están sin trabajo. En términos generales, solo una persona por familia cobra un salario o una pensión. La entrega de ayuda humanitaria ha disminuido y muchos no pueden ahorrar en la compra para invertir en ventanas. Y el frío se acerca.
En las noticias se habló de que la calefacción iba a encenderse en Moscú el 18 de septiembre. Tenemos envidia sana de los moscovitas. Nos gustaría que se encendiera en noviembre, pero para muchas viviendas eso es algo poco realista.
Este verano, muchos residentes volvieron a casa. Aquellos cuyos pisos están intactos pueden tener la esperanza de pasar el invierno relativamente calientes si las calderas vuelven a funcional. ¿Pero qué pasa con quienes aún viven en sótanos o viviendas destruidas? Muchas viviendas en las que continúan viviendo varias familias no van a ser sujeto de reconstrucción, por lo que nadie va a repararlas o calentarlas. Prometen realojar a las personas de los sótanos en dormitorios, pero la duda es si habrá espacio para todas. Ya hay personas que están abandonando la ciudad. Algunas van a Rusia, otras a Europa y unos pocos van a Ucrania. En los canales locales de Telegram hablan del aumento de las colas en la frontera rusa. El empeoramiento en el frente también ha afectado a la marcha de población. Aún no hay pánico, pero algunos han decidido esperar tiempos mejores en territorios más seguros y más calientes.
Mariupol está ahora profundamente en la retaguardia y la situación aquí es mucho mejor que en Donetsk, Makeevka, Gorlovka y otras ciudades de la RPD/RPL, constantemente bombardeadas por las Fuerzas Armadas de Ucrania. La artillería de largo alcance de la OTAN y los lanzacohetes múltiples permiten bombardear los territorios liberados de la RPD, así como Jerson y la región. El número de edificios dañados aumenta cada día. Y hay otro serio problema en la zona urbana de Donetsk. Allí está interrumpido el suministro de agua e incluso el agua técnica solo se suministra en las viviendas cada tres días. Así que no hay nada con lo que llenar el sistema de calefacción. Los ucranianos impiden que la estación de bombeo sea reparada.
Puede que la temporada de calefacción simplemente no comience en Donetsk. La situación también es difícil en Severodonetsk. Si la reparación de las infraestructuras y viviendas se lleva realizando en Mariupol desde mayo, allí apenas ha empezado. Y sigue habiendo una cantidad importante de civiles que simplemente se congelarán en invierno. Aunque, en realidad, muchos pasarán frío en todo el territorio de Donbass.
Hay algo más. Mientras periodistas y expertos rusos se ríen de Europa, las cosas tampoco van tan bien en Rusia. Muchas localidades no disponen de suministro de gas centralizado y la población se calienta con leña y carbón. Es caro conectar las tuberías de gas, incluso aunque se encuentren cerca. El otro día, escuché al presidente Putin en un discurso en el que habló de reducir el precio de la conexión y la concesión de subsidios para hacerlo. Entonces me acordé de Ucrania. Tras la declaración de independencia, la Federación Rusa siguió suministrando gas barato al país, continuó invirtiendo grandes cantidades en la economía ucraniana. Eso hizo posible la conexión de gas incluso a las zonas remotas. Trabajé en uno de los centros de distrito en la región de Rovno. Allí las tuberías de media presión se llevaron a todas las calles a mediados de los noventa y la población solo tenía que pagar una pequeña tubería, conectarla al sistema, instalar baterías y una caldera en sus casas. Se hacía de forma barata, para que incluso los pensionistas pudieran permitirse tener calefacción de gas. Visité regiones remotas de Ternopil y Rovno a las que se llevó el gas. Y ahora, como agradecimiento por ello, los banderistas bombardean el territorio de Rusia. Puede que sea hora de detener el tránsito de gas a través de las tuberías ucranianas y dejar de financiar la economía de los enemigos, tanto en Europa como en Ucrania, y recordar de nuevo el mercado nacional.
Muy bueno y honesto. Gracias