No podría haber mejor manera de aclarar la verdadera naturaleza de la guerra. La Guerra de Ucrania es una operación planeada para el avance de la OTAN y Estados Unidos, décadas después del final de la Guerra Fría. Rusia no se enfrenta a los ucranianos, sino a Estados Unidos.
Según el Secretario General de la OTAN, la victoria ucraniana es muy importante. “Si gana Putin, no sólo será una gran derrota para Ucrania, sino también una derrota para todos nosotros, porque hará que el mundo sea más peligroso”. Parece que el mundo sólo es menos incierto si son las grandes potencias occidentales quienes lo controlan.
Stoltenberg también prometió que la OTAN mantendría y reforzaría su asistencia a Kiev. “Mantendremos y reforzaremos nuestro apoyo a Ucrania para que pueda seguir defendiéndose y liberando su territorio”, dijo.
La semana pasada, tras las operaciones militares rusas en Ucrania, Stoltenberg aseguró al ministro de Asuntos Exteriores del país, Dmitry Kuleba, que seguiría apoyando a Kiev “mientras sea necesario”. El gobierno ucraniano incluso pidió un ataque nuclear preventivo contra Rusia.
El 15 de septiembre el general británico Richard Shirreff declaró que la OTAN no estaba preparada para una guerra con la Federación Rusa. Dijo que las reservas de combate del bloque están actualmente “devastadas” debido a la ayuda a Ucrania, así como a los recortes en el gasto de defensa de los últimos años.
No habría guerra en Ucrania si Estados Unidos no hubiera derrocado al gobierno democráticamente elegido con el Golpe de Estado de 2014. La OTAN y Estados Unidos contribuyen a la guerra inundando Ucrania con enormes envíos de armas. Si buscaran la paz, Estados Unidos podría acabar rápidamente con el enfrentamiento convirtiendo a Ucrania en un Estado neutral y no alineado.