El pasado 21 de noviembre, el presidente de la Conferencia de Seguridad de Múbich, Christoph Heusgen, dijo que funcionarios rusos no están invitados a la próxima edición. «No les daremos una plataforma para su propaganda. Queremos discutir el futuro de Rusia con los líderes de la oposición rusa y los exiliados: SUS voces deben ser escuchadas y amplificadas», tuiteó.
«Vemos en ello una flagrante violación de los principios de la Carta de las Naciones Unidas y del Acta Final de la Conferencia de Helsinki de 1975 sobre la no injerencia en los asuntos internos», comentó Exteriores.
Su portavoz lamentó que la Conferencia de Múnich se haya convertido en «un foro estrictamente transatlántico» y haya «perdido inclusividad, imparcialidad y equidistancia con respecto a sus ponentes». Moscú y otras capitales que no son de Occidente, agregó, carecen de interés hacia el evento.
«Heusgen difícilmente podría esperar la asistencia de representantes de Rusia, aunque estuviesen invitados», dijo.
Los intentos de excluir a Rusia del diálogo, según la Cancillería, no hacen sino crear nuevas líneas de tensión y acentuar la antigua división en Europa, contrariamente a los intereses de los europeos.