Según ha declarado el fiscal de la provincia, Mehdi Shamsabadi, el clérigo se hallaba el jueves en la mezquita Imam Husein en el condonado de Jash, en la referida provincia, cuando hombres desconocidos le llamaron desde la puerta trasera y le obligaron a subir a un automóvil sin matrícula.
Después de su secuestro, las fuerzas locales se movilizaron para localizar el paradero del clérigo, pero lo que hallaron fue su cadáver al borde de una carretera en Jash. “Le habían disparado tres veces. Las balas habían salido de su cabeza”, ha señalado el fiscal del lugar.
Las autoridades están investigando el caso para detectar y arrestar a los autores del asesinato del imam del rezo del viernes de la mezquita Imam Husein de Jash.
Amenazas anteriores contra Rigui
El erudito suní notificó anteriormente sobre las amenazas que algunos grupos antirrevolucionarios habían hecho contra él.
“Incluso los grupos de oposición me han amenazado, pero estas [amenazas] no funcionarán”, declaró el seminarista a una delegación enviada por el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, a la provincia.
Durante dicho encuentro, que tuvo lugar después los incidentes registrados en la zona, el seminarista hizo énfasis en la importancia de la estabilidad del sistema islámico en Irán y la unidad entre las comunidades chiíes y suníes del país.
Al respecto, dijo que ni siquiera una persona salió de la mezquita que dirigía a las calles para participar en los disturbios en Jash. “Sabíamos que los antirrevolucionarios estaban afuera y estábamos al tanto de los complots de los enemigos”, precisó.
Buscan “cambio de régimen” en Irán
La provincia de Sistán y Baluchistán se encuentra entre las regiones afectadas por los disturbios respaldados por los extranjeros que estallaron después de la muerte de la joven iraní Mahsa Amini, el 16 de septiembre. Los alborotadores entraron en acción para impulsar la infame agenda occidental de “cambio de régimen” en Irán.
Mientras tanto, los violentos disturbios se han cobrado la vida de decenas de personas y miembros de las fuerzas de seguridad, al tiempo que han facilitado los ataques terroristas en todo el país. En los últimos tres meses, los terroristas han incendiado propiedades públicas, además de matar a civiles.
A finales de septiembre pasado, al menos 19 personas perdieron la vida y decenas más resultaron heridas, incluidas fuerzas de seguridad, en ataques contra comisarías y centros públicos en la ciudad de Zahedán, la capital de Sistán y Baluchistán.