Miedo: poderosa arma que utiliza el capital para frenar la revolución obrera

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Juan Luís Corbacho.— A veces ese miedo es físico, producto de tantos golpes de estado, invasiones, bombardeos, asesinatos selectivos, etc.

 

Podemos verlo a lo largo de la historia del movimiento obrero. Las actuaciones del fascio en la Italia de los años 20, o la Alemania de los 30, o la España franquista desde los años 30 hasta este siglo XXI.

Toda la violencia policial, paramilitar o militar directamente, fue contra la clase obrera y sus dirigentes. Bien claro tenía el capital que sustentaba a estos regímenes que el pueblo organizado es un peligro para sus intereses. El encarcelamiento de Gramsci, saltándose su inmunidad parlamentaria, el asesinato de Rosa Luxemburgo y Liebknecht. El atentado contra Lenin realizado por una anarquista, los asesinatos de Lumumba en el Congo, de Tomás Sankara en Burkina Faso, de Allende en Chile o los múltiples intentos de asesinatos a Fidel; muestran que esta táctica se da en todos los rincones del mundo y en todas las épocas.

Pero hay un negocio del miedo, mucho más sutil, más perverso si cabe, que ata a las personas a sus sillas, las inmoviliza y consiguen el objetivo principal: que nadie se rebele contra la religión capitalista.

Para los que pintan canas hoy, no será difícil recordar los años del franquismo tardío en España: ese miedo a que entraran en tu casa los civiles o los grises o la secreta, sin más orden que su palabra (como hoy les permite la Ley Mordaza) y sin más pretexto que el ser sindicalista, o supuestamente de izquierdas, y no digamos ya si eras o habías sido o un bisabuelo tuyo había sido comunista…

A la crisis del petróleo de 1973, le siguió el miedo a la guerra nuclear, miedo que ya venía desde los años 50 y 60 del siglo pasado, pero que hubo que exacerbar de cara a lo que se preparaba.

En 1981, el famoso 23F, nos habían amenizado con un intento de golpe de estado, para que no se escapara ningún fleco y el miedo no se fuera de nuestras mentes, intento de golpe casposo, trilero y chapucero, al que siguió otro intento en octubre de 1982…miedo, miedo, miedo, tanto miedo que el ganador de las elecciones pasó del OTAN no, al OTAN de entrada NO y ni nos enteramos. El juego de trileros funcionaba perfectamente con los socialdemócratas de trenca y vaqueros.

¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS? El grito de la movida burguesa que nos vendió el miedo a la URSS y no a los yankis que ya habían atacado nuclearmente a Japón y habían dejado caer sus bombas de Palomares. Magnífica y musical manera de ir influenciando a la juventud para votar a favor del referéndum de permanencia en la OTAN, aunque fuera con las tres premisas atenuantes: la no incorporación a la estructura militar, la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares y la reducción de las bases militares norteamericanas en España. Y que de las tres no se ha cumplido ninguna obviamente.

Entre medias se nos había colado el aceite de colza, casi en la misma época apareció el SIDA, el ébola, y la continuación de un sinfín de enfermedades. No son invenciones a modo de “pan y circo” que para eso ya hay otros instrumentos culturales y deportivos alienantes de las masas, sino que aquellas con secuencias del desarrollo capitalista depredador, se aprovechan para distraernos. Y mientras nos hacían miran hacia otro lado con sus medios de propaganda se desmontaba la URSS y el capitalismo empezaba su última fase de Imperialismo sin oposición y nos anunciaban el fin de la historia. Allá va una de mal de las vacas locas. ¡Paren!, que ahora los malos son yugoslavos, después árabes, cubanos, venezolanos, coreanos, chinos y llega la gripe aviar, la porcina, la gripe normal, y por si no hay suficiente el miedo de siempre a la perdida de nuestros empleos, que el nuevo ciclo de la crisis económica, como siempre, lo soportará y financiará la clase obrera: pérdida de derechos a mansalva, endeudamiento de por vida, desahucios, trabajos que cada vez con mayor frecuencia no nos alcanzarán para satisfacer las necesidades básicas, tasas de explotación insoportable… MIEDO, que te quedas sin casa, sin trabajo, sin vida…como siempre, y asume tu vida virtual, el metaverso de los nuevos gurús de la vida sana.

Y el COVID, aprovechando una enfermedad que se vuelve a llevar a las personas más pobres y vulnerables, a los mayores encerrados en las residencias, a quienes no tienen para un ventilador pulmonar, se practica el darwinismo social por el sistema de dominación burgués, a la vez que van saqueando las arcas públicas, haciendo “negocietes” con mascarillas o geles y sigue la guerra contra todos del decrepito capitalismo: no a las vacunas cubanas, chinas o rusas que nos van a inocular un chip y nos van a controlar con el 5G. Y traemos a colación, ya que en la actualidad se hacen lecturas diversas de aquellas fechas, que algunos y algunas ni nos encerramos ni nos confinamos, al igual que nunca lo hizo la lucha de clases. Que el PCPE mantuvo un constante pulso en lo ideológico con las medidas adoptadas por los gestores gubernamentales del PSOE & UP y que salió a la calle en diversas ciudades el 23 de mayo de 2020 tras una lucha judicial. Lo repitió en junio de aquel año 2020 y además las organizaciones sindicales de clase también salieron a la calle ese 1 de mayo. Los y las comunistas del PCPE no nos confinamos más allá de guardar ciertas medidas sanitarias de distancia, gel y mascarilla.

¿Y después del COVID? La viruela del mono y de nuevo la amenaza nuclear, así, mientras que el capitalismo en crisis general va descomponiéndose surgen los monstruos a los que se refería Gramsci. Una Rusia gobernada por el partido de Putin es el gran enemigo, aunque de calladitas el auténtico enemigo es China, que aparte de en vías hacia el socialismo, se ha convertido en la primera potencia del mundo tanto económica como militarmente.

¿MIEDO? Nos están quitando tantas cosas que un día nos quitarán el miedo, y puestos a pensar, igual da un misil nuclear que morir de hambre. Aunque no para todos, mientras que el misil nuclear fastidiará a ricos y pobres, en un alarde democrático de la muerte; el hambre sólo se llevará a los pobres. Así que olvidemos el miedo a la guerra nuclear que nuestros maravillosos medios de comunicación y desinformación ondean para asustarnos; teman ellos más que nosotros, que ellos tienen más riquezas que perder y a nosotros sólo nos queda la vida. Y siendo así, seguro que no habrá guerra nuclear, pero sí una nueva expresión de la crisis económica con la que intentarán mantenernos sentados en la silla (el sofá ya lo habremos perdido).

Despabilemos que la lucha es ahora, y no precisamente contra rusos y chinos. La lucha es contra los de siempre, contra quienes nos insuflan miedo, mientras ellos ganan millones en sus cuentas de resultados, contra los dueños de los medios de comunicación que nos intoxican a diario, que nos imponen problemas que no existen, o que hacen de sus problemas los nuestros, en una conciliación de clases ofensiva, contra los que nos despistan del problema real que no es ni la viruela del mono, ni los mil millones de géneros, ni la guerra nuclear. El problema es el capitalismo y si no lo derrotamos la especie humana estará en peligro.

Es el momento de la lucha. Es el momento del patria o muerte, del socialismo o barbarie. Mañana puede ser tarde… sólo el pueblo organizado salva al pueblo.

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