Israel Clemente López.
Mansilla de las Mulas, Noviembre de 2022
(…) Mi atención sigue focalizada en lo que acontece en el este del Dniéper. Esto, en lo inmediato, tratando de descifrar lo que se esconde tras los movimientos de unos y otros. Sigo pensando que la estrategia imperialista de cerco y sometimiento de Rusia se desmorona si no cuenta con una poderosa quinta columna interna. Los imperialistas occidentales bien saben que no les interesa enfrentarse directamente con el Ejército ruso. O sea, que esa estrategia de cerco y vasallaje cojea irremediablemente si son incapaces de activar un frente interno. El cosmopolitismo occidental, entendido como el modo de vida, trabajo y cultura de las élites burguesas imperialistas constituye una amenaza para la supervivencia de Rusia como Estado independiente tan grande como los misiles de la OTAN que la rodean territorialmente. De ahí que se centren en campañas de desinformación y desestabilización masivas.
Sin embargo, soy de la opinión de que contra China van a ir a saco con toda una panoplia de medios militares, conscientes de su mayor debilidad en ese campo. Taiwán puede constituir la excusa perfecta, pero los planes de guerra agresivos y extremadamente destructivos llevan ya ensayados desde hace mucho tiempo. Dudo mucho que la cosa aguante más allá de inicios de la década de 2030.
De ahí la insistencia de los otanistas para colocar a China en la diana incluso antes de que el conflicto de Ucrania se haya decidido de uno u otro lado. Bien saben los yanquis que les pilla, en buena medida, a contrapie, con el paso cambiado.
Plantearse atender dos frentes con igualdad de medios es algo extremadamente poco frecuente, uno suele devenir el principal y el otro un escenario secundario. Taiwán pide la parte del león en equipamiento estadounidense.
Para China es muy importante que Rusia no salga malparada de enfrentamiento indirecto con la OTAN en Ucrania. Los rusos parecen no tener prisa y apuestan a prolongarlo, conscientes de las variadas dificultades de sus adversarios (económicas, logísticas, militares, energéticas). Esto lo tienen contemplado desde hace mucho, no ha sido en modo alguno un movimiento improvisado.
Veremos cómo pintan las cosas en 2023, pero todo augura malestar social y mayor inestabilidad en todo el Occidente imperialista.
Te copio ahora algún extracto de varias reflexiones sobre las operaciones militares a las que llevo tiempo dándole vueltas:
“El posible cambio de paradigma en el empleo masivo de fuerzas terrestres no viene únicamente determinado por la multiplicación de las capacidades del poder aéreo, ni tampoco exclusivamente por la revolución en el campo de la inteligencia y el aprovechamiento de la información táctica en tiempo real (lo que ya de por sí plantea numerosos desafíos que afectan a la conservación de la capacidad de ejercer el mando y el control sobre las propias tropas de forma efectiva y en tiempo adecuado), sino muy especialmente por la mayor letalidad del capo de batalla debido tanto a la proliferación de armas de alta precisión como al mejoramiento de la eficiencia y control de tiro de las convencionales. A todo ello se le une, y con un impacto notable, la opción del empleo de armas nucleares tácticas en las distintas operaciones militares que se puedan desarrollar. Esta es, hoy en día, una realidad dinámica y compleja, en la que todos los factores citados se hallan estrechamente interrelacionados.
Desde los años 60 y 70, todos estos condicionantes vienen operando, al menos en los hipotéticos enfrentamientos directos entre ejércitos de grandes potencias, hacia una tendencia a restringir la concentración de las propias fuerzas a fin de hacer esas grandes agrupaciones menos vulnerables a sufrir innecesariamente pérdidas numéricamente abrumadoras. Los estrategas y planificadores soviéticos comenzaron a desarrollar y experimentar diferentes tipos de “maniobra de evasión antinuclear” por parte de las fuerzas terrestres: acentuamiento de la flexibilidad y de la movilidad; se puso el foco en el empleo de unidades con mayor movilidad y flexibilidad, acentuando su carácter mixto, interarmas, desde los niveles de batallón y brigada; se tendió a aligerar y/o eliminar los segundos escalones masivos en la dirección de las líneas principales de avance y se otorgó una amplia primacía a las unidades blindadas y mecanizadas, que son las que tienen una mayor probabilidad de sobrevivir a impactos cercanos de armas nucleares tácticas.
Resumiendo, tal y como yo lo veo, a este nivel de ejércitos convencionales de potencias de primer orden, sí que se dan ciertos elementos que parecen apuntar a un “salto” en el arte operacional. La práctica evidenciará si se trata de un cambio cuantitativo o cualitativo. Todo el concepto de las grandes operaciones en profundidad a nivel de importantes agrupaciones de tropas se ve afectado, condicionado, por estos desarrollos y restricciones a la concentración de fuerzas terrestres para poder explotar al máximo su empleo efectivo en un entorno condicionado por las amenazas de las armas nucleares tácticas, de las armas de alta precisión y del reforzado poder aéreo.
Todo depende, pues, de las capacidades militares del enemigo. Así, por poner un ejemplo, muy gráfico, en 1990-1991 los imperialistas estadounidenses amasaron un gran ejército de maniobra en Arabia Saudí para atacar Irak y retomar Kuwait. Pudieron prescindir y soslayar todas las citadas restricciones a la concentración de las propias fuerzas porque bien sabían que su adversario carecía de la capacidad para golpearles masivamente de forma efectiva. De haberla tenido, se hubiesen visto obligados a efectuar un tipo de despliegue diferente y una posterior campaña con importantes variaciones respecto de la que llevaron a cabo (…).
(…) La actual operación militar rusa en Ucrania. Los rusos aquí no se ven condicionados por limitaciones temporales, no buscan una campaña “relámpago”, controlan los tiempos y vienen sometiendo metódicamente a los banderistas ucranianos a un elevado desgaste al tiempo que tratan de minimizar sus propias pérdidas. Aprovechar la coyuntura para ir fogueando a sus tropas, rotándolas periódicamente a fin de elevar la experiencia de combate general de todo su ejército y aumentar su grado de preparación combativa.
La unidad básica que vienen empleando parece ser el Grupo Táctico de Batallón, un batallón reforzado interarmas altamente mecanizado y móvil y con una gran capacidad de fuego adscrita. Su puesta en práctica es el desarrollo lógico de las tendencias a la restricción a la concentración de fuerzas perfiladas desde los años 1970 (aunque en la situación presente no parece que la capacidad de fuego del régimen de Kiev, en vista de su continua disminución, ejerza sobre el bando ruso como un condicionante absoluto)”. (…)
Por su parte, y resumiendo los acontecimientos de los últimos meses, se evidencia con fuerza que es a los banderistas a quienes más le afecta la restricción a la concentración de sus propias fuerzas en vista de la superioridad militar rusa en el dominio del cielo, artillería, misiles, etc. Cuando se han concentrado en exceso les han machacado. Así que ahora atacan de poco en poco, pero persistente, tres o cuatro compañías acá, otras 3 o 4 allá. Intentan avanzar y explotar la penetración, son frenadas, experimentan pérdidas y se retiran. Y vuelta a empezar. Si obtienen ganancias locales, suelen perderlas en los contraataques rusos. Si la ocasión lo merece concentran 3 o 4 batallones, y repiten el esquema a escala algo mayor pero con resultados similares y mayores pérdidas. Debe ser extraordinariamente difícil montar algo parecido a una “contraofensiva” en estas condiciones. Veremos si suben la apuesta y concentran 3 o 4 brigadas como a comienzos de septiembre en Jerson. Allí llevan ya desde el 28 de agosto teniendo unas pérdidas exorbitantes para haber avanzado bastante poco con relación a lo invertido. Para explotar una ruptura de las líneas defensivas rusas necesitan una mayor concentración de tropas, pero se exponen a que se las deshagan antes de consolidarlas. Parece una contradicción difícil de resolver (…)
Cuidaos y hasta pronto.
Recibe un fuerte abrazo cargado de Resistencia.
¡Por el Comunismo! ¡Venceremos!
ICL