Wang Wenbin, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, acusó a esos tres países de ir demasiado lejos en el afán de asegurar intereses geopolíticos, al comentar sobre un nuevo acuerdo que contempla la venta a Canberra de submarinos nucleares de fabricación estadounidense.
Según acotó, esa acción solo motivará una carrera armamentística y afectará el régimen de no proliferación nuclear en la zona de Asia-Pacífico, pues ignora las preocupaciones de la comunidad internacional.
Wang manifestó decepción con el pacto y dijo que las tres potencias presionan a la Organización Internacional de Energía Atómica para conseguir el visto bueno.
China siempre rechazó la alianza Aukus por considerar que es destructiva, se enfoca en alimentar la confrontación mediante la colaboración de sus miembros y convertirá a la región en un campo de batalla para jugadas geopolíticas.
También deploró el posible ingreso de India y Japón, así como las acusaciones de Occidente sobre la supuesta amenaza con su creciente auge.
El Aukus prevé en una primera fase dotar a la Armada australiana de ocho submarinos de propulsión nuclear, con desplazamientos mucho más largos sin necesidad de salir a la superficie.
Hasta ahora, solo otras seis naciones cuentan con esas naves: Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, India y Francia.
Algunas voces indican que tal iniciativa busca contrarrestar el poderío militar de Beijing y servir de elemento disuasorio en caso de maniobras contra la isla de Taiwán, el mar Meridional y otras zonas de la región Asia-Pacífico.
Mientras, Australia la definió de «necesaria», le asignará 245 mil millones de dólares en las próximas tres décadas y se propone crear con ella 20 mil puestos de trabajo.
