No es casualidad que eligieran como Día de Europa el 9 de mayo, justo la fecha que se celebra la victoria del Ejército Rojo sobre el nazismo. Y es que la Unión Europea, esa que se empeña en tergiversar la historia y equiparar al comunismo con el nazismo, está dirigida por un puñado de fascistas supeditados al gran capital.
Ayer, obviando el 78 aniversario de la mencionada victoria, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Úrsula von der Leyen, viajó a Kiev para chequear el cumplimiento de los requisitos para ingresar a la Unión y comentar las nuevas medidas para castigar a Rusia.
Úrsula von der Leyen elogió los «muchos progresos” del presidente neonazi Volodímir Zelenski en el camino para obtener la membresía, a pesar de los desafíos de una «guerra a gran escala».
Ambos siniestros individuos protagonizaron una conferencia de prensa conjunta, en la que la presidenta de la Comisión Europea hizo referencia a los requisitos aún por cumplir para satisfacer a la UE y «comenzar» las negociaciones, como alcanzar un modelo de Estado de Derecho a la europea y garantizar la protección de las libertades.
Habló de libertades en un país cuyo gobierno ha ilegalizado a todos los partidos de izquierdas, con especial ensañamiento contra el Partido Comunista, cuyos miembros son perseguidos, encarcelados y hasta asesinados.
La presidenta de la CE escribió en su cuenta de Twitter acerca del simbolismo de la fecha elegida para esta visita (9 de mayo, Día de la Victoria), y a la vez remarcó el carácter pragmático de «una realidad crucial y muy práctica: la UE trabaja codo con codo con Ucrania en muchos asuntos”.
No hacía falta que esto último lo subrayase; al fin y al cabo, nada de extraño hay en que una institución fascista (la UE) y un gobierno con igual ideología (el de Ucrania) se lleven tan bien.
Zelenski, por su parte, agradeció la intención de Europa de apoyar su causa, y sobre todo aplaudió los mil millones de euros destinados a financiar el suministro de municiones para su artillería.
