Pese a la oleada de sanciones antirrusas, que prohíben el intercambio comercial de muchos productos, EE.UU. sigue dependiendo del combustible nuclear producido en Rusia y no se apresura a sancionar plenamente la industria nuclear del país euroasiático, explica la revista Newsweek en un artículo publicado el 11 de mayo.
“El enriquecimiento de uranio es un proceso altamente especializado que solo puede hacerse en países determinados, como Rusia”, que “posee algunas de las mayores reservas de uranio del mundo, y que también destaca en el proceso necesario de conversión en uranio enriquecido, que luego puede utilizarse como combustible nuclear”, señala la publicación.
En esta línea, recuerda que Moscú tiene la infraestructura “más necesaria” para la producción del uranio enriquecido, mientras que su corporación estatal Rosatom suministra una cuarta parte del combustible nuclear que consumen 93 plantas dispersas por el territorio del país norteamericano.
Se estima que el año pasado Washington pagó a Rosatom casi 1.000 millones de dólares para comprar uranio enriquecido. “Las compañías estadounidenses están pagando mucho por los recursos necesarios para alimentar sus reactores, lo que significa que están financiando tanto a Rusia como a Ucrania durante la guerra”, concluye la revista.
Primeras sanciones
En abril, Washington introdujo las primeras sanciones contra los proyectos de energía nuclear de Rosatom. La compañía Rusatom Overseas, creada para promover las tecnologías nucleares rusas en el mercado global, así como varias otras vinculadas con el sector nuclear ruso, fueron incluidas en la lista de restricciones.
Mientras, el pasado 11 de mayo un grupo de congresistas del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes propuso imponer sanciones contra Rosatom por “poner en peligro” la central de Zaporozhie, la mayor planta nuclear en Europa, que desde marzo de 2022 se encuentra bajo la vigilancia de militares rusos y ha sido objeto de ataques por parte de Kiev.
En el proyecto se señala que Rusia lleva a cabo la evacuación de empleados de la central, lo que “agrava una escasez del personal ya crítica”. Desde el Comité se sostiene que, de materializarse su iniciativa, se impondrían sanciones contra Rosatom, que —sostiene— “ha apoyado financieramente la guerra en Ucrania”, así como a “cualquiera que haya socavado la seguridad de las instalaciones nucleares”.
