Alexis Polo González.— El 4 de julio de 2015, Alexis Sánchez convirtió el penal decisivo que le otorgó una inédita Copa América a Chile. Más de 45.000 chilenos celebraron eufóricamente en el estadio de fútbol más grande del país. Mientras los jugadores daban la vuelta olímpica, en el sector norte del estadio había un perímetro de gradas vacías y que se diferenciaban de las butacas rojas que cubren todo el recinto.
El lugar, pese a no tener a un solo hincha, se robaba las miradas de la transmisión oficial. Eran los vestigios de lo que era el Estadio Nacional antes de su remodelación. El sector conservaba su reja metálica tradicional y los característicos tablones de los estadios sudamericanos de comienzos del siglo XX. La frase «Un pueblo sin historia es un pueblo sin futuro» se colaba entre los festejos de los jugadores chilenos.
El 11 de septiembre de 1973, el Gobierno de Salvador Allende (1970 – 1973) fue derrocado por las Fuerzas Armadas y Carabineros (policía militarizada). Mientras La Moneda aún humeaba tras los bombardeos por parte de los militares, la Junta Militar (1973 – 1990) habilitó como un campo de concentración el Estadio Nacional para encerrar ahí a los simpatizantes del régimen caído.
Fueron miles las personas que fueron recluidas en el Estadio Nacional. En el lugar, los detenidos eran sometidos a torturas eléctricas y golpes, a vejaciones psicológicas, falsos fusilamientos, mala alimentación y hacinamiento, situaciones que llevaron a la muerte a varias decenas de ellos. A esto, se sumó las ejecuciones de las que fueron víctimas los detenidos.
«Éramos obligados a salir a las graderías y aparecía un encapuchado caminando con los carceleros por la pista del Estadio y, al igual que el Ku Klux Klan, solamente tenía los ojos al descubierto para apuntarnos a nosotros», contó Patricio Sandoval, ex prisionero del Estadio Nacional y guía de los recorridos de memoria en el recinto.
«Cada vez que llegaba la reja y apuntaba, era la sentencia de muerte. Nunca más vi volver a nadie que hubiese sido apuntado por el encapuchado», agregó.
Patrimonio histórico y de la memoria
Este 27 y 28 de mayo, el país sudamericano celebró el Día del Patrimonio, en el cual diversos recintos públicos e históricos abrieron sus puertas a la ciudadanía. El Estadio Nacional fue uno de ellos. Solo para estas jornadas, más de 1.500 personas se inscribieron para poder conocer el lado más oscuro del recinto deportivo.
En conversación con Sputnik, Marcelo Acevedo, presidente de la Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional Ex Prisioneros Políticos, explicó que para ellos siempre ha sido importante participar en la efeméride.
Acevedo comentó que este año ha sido especial, puesto que el Estadio Nacional está en obras de construcción para recibir los Juegos Panamericanos Santiago 2023. «Tuvimos que hacer inscripciones previas. Sin perjuicio de eso, tuvo una gran recepción porque tuvimos 1.500 personas para este fin de semana».
El origen de la Corporación nació en la Agrupación Metropolitana de ex Prisioneras y Prisioneros Políticos, la cual tenía como objetivo trabajar por la memoria y la reparación para quienes fueron víctimas de prisión política durante la dictadura cívico militar (1973 -1990)
El 2013, la agrupación solicitó al Consejo de Monumentos Nacionales que siete lugares dentro del Estadio Nacional contaran con protección especial, lo que fue aprobado y dio origen a la Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional Ex Prisioneros Políticos.
El Estadio Nacional fue inaugurado en 1938 y, desde 1939, es utilizado por la Selección Chilena de Fútbol para albergar sus partidos de local. Asimismo, el recinto ha albergado Mundiales de distintas categorías y recitales.
«Hubo un periodo oscuro donde el Estadio Nacional fue el recinto de prisión y tortura más grande de Chile, llegando a albergar a más de 20.000 personas, mujeres y hombres y niños también», dijo Acevedo.
«Que conviva la historia entre lo deportivo, la violación de derechos humanos y los conciertos, llevan a hacer una reflexión. El recorrido de la memoria tiene que ser importante no solamente para los deportistas que vienen, sino que para el público en general, que no solamente visita su memoria, sino que también los espacios deportivos y convivir la memoria con el deporte o con los espectáculos siempre es importante», agregó.
Para Marcela Sepúlveda, joven que asistió al recorrido de la memoria en el Estadio Nacional, es fundamental «no olvidarnos de lo que aquí sucedió, de la bestialidad de los militares en contra de un pueblo desarmado. Es fuerte que aquí conviva tanta alegría y horror».
«Es importante sacar las lecciones, reflexionar para que esto nunca más vuelva a suceder en Chile, sobre todo cuando hay sectores de la sociedad que niegan los crímenes cometidos durante la dictadura e incluso los justifican», comentó.
Medio siglo de una historia sobre terrorismo de Estado
El 11 de septiembre de 1973, la brutal represión contra los adherentes a la Unidad Popular no dejó a nadie indiferente y el Estadio Nacional fue testigo principal de la bestialidad del régimen que se impuso a través de sangre y fuego.
De acuerdo con las distintas Comisiones de Verdad, la cifra total de víctimas calificadas oficialmente durante la dictadura militar es de 40.175 personas, incluyendo ejecutados políticos, detenidos desaparecidos y víctimas de prisión política y tortura. Más de la mitad pasaron por el recinto deportivo.
La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura estimó que fueron 1.132 los sitios de prisión, de tortura y exterminio reconocidos. De esos 1.132, actualmente solamente 45 se encuentran reconocidos como monumento histórico en categoría de Sitio Memoria.
Este 11 de septiembre, Chile conmemora 50 años del golpe de Estado. Es por ello que, tanto el Ejecutivo como los sitios de memoria han lanzado distintas campañas para reflexionar sobre lo acontecido en el país hace 50 años, pero también para seguir en la búsqueda de verdad y justicia.
«Los Sitios Memoria son un eje fundamental para garantizar la no repetición, porque además no solamente se abre el espacio público para que la gente pueda conocer la verdad, sino que también son espacios de reflexión, de reparación a los propios prisioneros y familiares de las víctimas», finalizó Acevedo.
En sudamérica, aún persiste la impunidad de las dictaduras, a pesar de q algunos de los militares y civiles fueron simbólicamente condenados , los Miles de desaparecidos no han Sido encontrados y los estados no han reconocido su responsabilidad de tal genocidio a pesar de todas las pruebas,testimonios y algunos cadáveres encontrados, 😞
No hay que ir tan lejos, en este país también se impide la reparación de los daños de la dictadura franquiista, habiendo mas de 100000 republicanos en cunetas y fosas comunes ponen en duda la memoria histórica e impiden recuperar sus cuerpos.
Es más los que hicieron estas barbaridades son los abuelos de los que hoy han ganado las elecciones en España.
Ahí queda