Atardeceres de fuego y venenos en el aire, tales incidentes revelan la ola de contaminación que afecta las principales ciudades de la costa este de EE.UU. Según versiones oficiales, son incendios forestales en Canadá. Otros apuntan a las consecuencias del cambio climático y el calentamiento global. La magnitud de la catástrofe se hace evidente en la extensión de los gases tóxicos.
El Gobierno dice estar “alarmado”, pero los ciudadanos no le creen. Entre la nube de contaminación, diversos grupos denuncian la “plasticidad y duplicidad” del Legislativo y Ejecutivo con respecto al medio ambiente. Afirman que estos solo favorecen a las corporaciones con los peores historiales de contaminación.
En 2023, la Agencia de Protección al Medioambiente declaró que en EE.UU. ocurre un accidente de contaminación tóxica cada dos días, en promedio. Según activistas, en la mayor parte de los casos la codicia corporativa juega el rol central en el desarrollo de los eventos.
Actualmente, varias ciudades de la costa este se encuentran bajo alerta de contaminación extrema. No es la primera vez este año, de ahí que distintas agencias ambientales advierten que de continuarse las emisiones de la manera en que están para el año 2030, vastas regiones de Estados Unidos podrían quedar despobladas, siguiendo un éxodo masivo de habitantes, con las consecuentes convulsiones sociales.
Según la Agencia Internacional de Energía, en 2023 EE.UU. supera a Rusia, India y Japón, juntos, en la producción de gases de efecto invernadero, mientras tanto, el Gobierno pretende darle concesiones casi ilimitadas a las petroleras y otras industrias para destruir ecosistemas y comunidades dependientes de los mismos.
Marcelo Sánchez, Washington.