“Rusia ha indicado en varias ocasiones las violaciones graves de las obligaciones de la CABT por Estados Unidos. Washington ignora estas reclamaciones, justificándose por algún componente humanitario de sus programas”, publicó la Embajada en su canal de Telegram.
La misión diplomática agregó que la investigación incontrolada de doble uso bajo los auspicios del Pentágono sigue planteando preguntas a la comunidad mundial.
“Hay pruebas de la labor de Estados Unidos con agentes de armas biológicas potenciales, y no son casos aislados. También existe la evidencia de intentos de aumentar deliberadamente las propiedades patógenas de infecciones económicamente significativas”, subrayó.
Washington, continuó la Embajada, bajo el pretexto del monitorio de enfermedades, despliega sus laboratorios por todo el mundo, incluido a lo largo de la frontera rusa.
“La tarea es obvia y consiste en poder crear una crisis de naturaleza biológica en un momento oportuno, formar centros artificiales de infección, en otras palabras, manejar epidemias para cumplir con sus propios intereses”, señaló.
La misión expresó su preocupación especial por las actividades del Pentágono en Ucrania, indicando que EEUU involucró en sus proyectos decenas de instituciones públicas y empresas privadas.
Asimismo, la Embajada subrayó que estas acciones de Washington requieren una evaluación jurídica adecuada de los órganos internacionales competentes.
Por su parte, el subdirector del departamento de no proliferación y control de armas de la Cancillería rusa, Konstantín Vorontsov, también señaló que EEUU y Ucrania no responden a ninguna de las preguntas de Rusia sobre las actividades de los laboratorios biológicos a pesar de las numerosas discusiones sobre este tema en el marco de la CABT.
“No recibimos ninguna respuesta adecuada a los documentos, materiales y pruebas que aportamos, que arrojan luz sobre la verdadera naturaleza de la interacción entre el Pentágono y sus contratistas con Ucrania en el ámbito militar-biológico”, declaró Vorontsov a los periodistas rusos en Ginebra.
Recordó que tales actividades son “totalmente contrarias” a las obligaciones que impone la Convención, especialmente el artículo I, que prohíbe el desarrollo, la producción y el almacenamiento de bioagentes y toxinas pertinentes en cantidades que no estén relacionadas con fines preventivos o pacíficos.
El diplomático expresó su esperanza de que la verdad “salga a la luz” a pesar de todos los “obstáculos e impedimentos artificiales impuestos por los países occidentales”.
