Este mes la humanidad conmemora el aniversario 50 del cruento golpe de Estado que tuvo lugar el 11 de septiembre de 1973, contra el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, por parte del general Augusto Pinochet. Era el inicio de una sangrienta dictadura que dejó el terrible saldo de 3 200 víctimas, entre asesinados y desaparecidos.
Sin embargo, los brazos de la justicia a veces se demoran. A solo 14 días de que honremos la memoria del cantautor Víctor Jara, asesinado por la soldadesca fascista chilena en el estadio Chile, el 16 de septiembre, es noticia que los ocho exbrigadieres implicados en semejante crimen han sido condenados a penas carcelarias de entre ocho y 25 años de prisión. Uno de ellos, el brigadier retirado del ejército chileno, Hernán Chacón, se suicidó en el momento en que iba a ser detenido en su hogar.
Por mucho que tratemos de imaginar el horror de aquel momento sufrido por Jara, en que, además de habérsele cortado la lengua y destrozarle las manos a culatazos, recibió 44 impactos de bala en todo el cuerpo, tanto odio hacia un artista de absoluta ascendencia popular no puede ser más que el resultado de una ciega obsesión inculcada por parte de la ultraderecha, cuando ve amenazados sus privilegios clasistas.
Mientras el mundo entero celebra la belleza de la poética impregnada en canciones de Víctor Jara, consideradas clásicos de la canción contemporánea como Te recuerdo, Amanda y El derecho de
vivir en paz, y otras como Plegaria a un labrador, una vibrante evocación humanista a favor de los desposeídos, no podían ser toleradas por los fascistas chilenos ni tampoco por quienes propiciaron y apoyaron la ejecución del golpe de Estado, específicamente por el presidente estadounidense de aquel entonces, Richard Nixon, y su camarilla.
Por supuesto, al cabo de tantos años de aquel desafuero inconcebible de la conducta humana, cuando es alentada por el fascismo, enfrentar esas realidades en tiempos normales, percatarse de ser responsables del asesinato cometido contra Jara puede conducir al suicidio, como sucedió con algunos de los altos jerarcas nazis, al ser condenados por sus crímenes en el proceso judicial de Núremberg, una vez concluida la Segunda Guerra Mundial.
Intérpretes de las más diversas tendencias musicales como el cantaor de flamenco José Mercè, el roquero estadounidense Bruce Springsteen al igual que Silvio Rodríguez, figuran entre los muchos que le otorgan plena vigencia al inolvidable legado de este representante de la Nueva Canción chilena. No obstante, dadas las peligrosas circunstancias que vive el mundo, recordemos estas cinco décadas de la desaparición física de Víctor Jara, sin olvidar la advertencia del periodista checo Julio Fucik, asesinado por los nazis: «Estad alertas».
