El viernes, la agencia británica Reuters informó que Washington enviará este tipo de proyectiles como parte de un nuevo paquete de ayuda a Ucrania por valor de entre 240 y 375 millones de dólares.
«No puedo», dijo el portavoz en un comunicado el 3 de septiembre, cuando se le preguntó si podían confirmar los reportes.
Rusia ha advertido en repetidas ocasiones sobre la entrega de este tipo de municiones a Kiev, debido a los riesgos que el uranio empobrecido podría suponer para la población civil.
A finales de agosto, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajárova, afirmó que las entregas de municiones con uranio empobrecido a las tropas ucranianas por parte de los países occidentales provocan la contaminación radiactiva de los suelos, volviéndolos inhabitables.
Tanto Estados Unidos como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han usado este tipo de municiones, siendo uno de los casos más icónicos los bombardeos contra partes de la extinta Yugoslavia, territorio en donde se comenzó a registrar un aumento de casos oncológicos.
Hasta el momento, el único país que ha suministrado este tipo de municiones es el Reino Unido.
Anteriormente, Rusia también se había pronunciado en contra del envío de municiones de racimo, cuyas características también representan una amenaza latente para la población civil, incluso después de que haya pasado un tiempo del combate en el que se usaron.
Ucrania lanzó una contraofensiva a principios de junio tras múltiples aplazamientos, pero las tropas rusas han frustrado todos sus intentos. Alegando las necesidades de la contraofensiva, Kiev presionó a sus donantes occidentales para que aumentaran la ayuda militar y financiera.