Pablo Rivadulla Duró (Prisión de Ponent).— Recientemente he leído una extensa y muy recomendable recopilación de trabajos escritos por Lenin acerca de la cuestión nacional: Problemas de política nacional e internacionalismo proletario. Publicada por Akal Editor en el año 1975. Tal vez pueda adquirirse buscando por internet. La mayoría de los textos que aparecen los había leído online pero algunos no recuerdo haberlos encontrado. Lenin los publicó entre 1913 y 1922, pero tienen plena vigencia dados numerosos contextos internacionales y las particularidades del Estado español.
Leyéndolo queda muy claro que la posición leninista, es decir la posición comunista que hizo posible tanto la revolución rusa como el desarrollo del Socialismo con la URSS, dista mucho de ser la que enarbola el revisionismo españolista que no defiende consecuentemente el derecho a la autodeterminación ni otros derechos nacionales. Como tampoco es la que plantea el nacionalismo de la nación oprimida que no fomenta la unión de luchas entre la clase obrera y los sectores populares de los pueblos, pese a padecer la opresión del mismo Estado. Además de no analizar qué es lo más provechoso para la lucha por el Socialismo en esta cuestión según la coyuntura. La victoria bolchevique demostró que la unidad orgánica de los comunistas de todas las nacionalidades bajo el yugo del zarismo chovinista ruso, fue la decisión correcta e imprescindible para unir fuerzas.
«No es marxista y ni siquiera demócrata, quien no acepta ni defiende la igualdad de derechos de las naciones y de los idiomas, quien no lucha contra toda opresión o desigualdad nacional. Esto es indudable. Pero es igualmente indudable que el pseudomarxista que pone de vuelta y media a los marxistas de otra nación de “asimiladores”, es de hecho un simple filisteo nacionalista» (1). Esta cita resume la confrontación ideológica con ambos, aunque puso especial acento denunciando al gran nacionalismo opresor por motivos evidentes.
Aparecen en el libro varios debates que tuvo tanto con nacionalistas como con dirigentes comunistas como Rosa Luxemburgo. Algunos de estos bolcheviques -curiosamente de naciones oprimidas- a quienes Lenin reprocha no dar la importancia debida a la defensa de los derechos y libertades nacionales. «La reivindicación de la autodeterminación de las naciones ha desempeñado en la agitación de nuestro Partido un papel no menos importante que, por ejemplo, el armamento del pueblo, la separación de la iglesia y el Estado, la elección de los funcionarios por el pueblo y otros puntos» (2), recordaba.
No solo aborda los conflictos más cercanos a Rusia, también analiza ejemplos como el de la insurrección irlandesa de 1916 y su relevancia en la lucha contra el imperialismo. Así como los de otras sublevaciones en las colonias. Recrimina que no se valore el Movimiento Nacional irlandés con «una actitud desdeñosa ante los Movimientos Nacionales de las naciones pequeñas» (3) y señala que «pensar que la revolución social es concebible sin insurrecciones de las naciones pequeñas en las colonias y en Europa, sin explosiones revolucionarias de una parte de la pequeña burguesía, con todos sus prejuicios, sin el movimiento de las masas proletarias y semiproletarias inconscientes contra la opresión terrateniente, clerical, monárquica, nacional, etc.; pensar así significa abjurar de la revolución social. Quien espere la revolución social “pura” no la verá jamás.» (4)
Las recientes y potentes experiencias de lucha nacional en Euskal Herria y Catalunya remarcan la utilidad de estos escritos. Son muchas las partes que, más allá de recordar principios comunistas ineludibles, sirven para analizar el contexto actual. «La lucha de las naciones oprimidas en Europa, capaz de llegar a insurrecciones y batallas de calle (…), esta lucha exacerbará la crisis revolucionaria en Europa con una fuerza incomparablemente mayor que una insurrección mucho más desarrollada en una colonia lejana.» (5)
Lenin insiste en aprovechar la lucha de los movimientos nacionales para debilitar a los Estados imperialistas. Mientras arremete contra quienes bajo pretexto de combatir a la burguesía nacionalista de la nación oprimida, acaban sirviendo a la gran burguesía del Estado opresor. Recordando que la defensa más consecuente de los derechos nacionales va de la mano de los comunistas y no de la burguesía nacionalista que no la lleva hasta el final. Son muchas las citas que podría añadir que encajan con esta coyuntura, pero terminaré con esta para animar a buscar el libro o los textos por separado, a leerlos y a compartirlos:
«Seríamos muy malos revolucionarios si en la gran guerra liberadora del proletariado por el Socialismo no supiéramos aprovechar cualquier movimiento popular contra algunas calamidades del imperialismo, a fin de exacerbar y ampliar la crisis (…). Solo en la experiencia de los movimientos revolucionarios inoportunos, parciales, fraccionados, y por ello fracasados, aprenderán las masas, adquirirán fuerzas, verán a sus verdaderos guías, a los proletarios socialistas, y prepararán el embate general. Del mismo modo que las huelgas aisladas, las manifestaciones urbanas y nacionales, los motines entre las tropas, las explosiones entre los campesinos, etc., prepararon el embate general de 1905.» (6)
Septiembre 2023
Citas:
1) *Del texto “Notas críticas sobre el problema nacional” 1913
*Recogido en la obra “Problemas de política nacional e internacionalismo proletario” Editorial Progreso 1984
*También se puede encontrar en el tomo 24 de las obras completas de Editorial Progreso Moscú 1984
2) *Del texto “Balance de la discusión sobre la autodeterminación” Octubre 1916
*Recogido en la obra “Problemas de política nacional e internacionalismo proletario” Editorial Progreso 1984
*También se puede encontrar en el tomo 30 de las obras completas de Editorial Progreso Moscú 1985
3) *Ibídem
4) *Ibídem
5) *Ibídem
6) *Ibídem
Enlace al texto Problemas de política nacional e internacionalismo proletario:
210 páginas en 105 hojas.
–https://drive.google.com/file/d/1xWH-RMMlic6GeJRx4h7ZWf85hVAOJBPJ/view?ts=65016b01
