El viernes comenzó una huelga contra los tres principales fabricantes de automóviles de Estados Unidos (Ford, General Motors y Stellantis) que no tiene precedentes: es la primera vez que se declara una huelga simultáneamente contra los tres.
La táctica son huelgas limitadas y selectivas, una especie paros rotatorios que en Estados Unidos denominan “stand-up”, para recordar la huelga de brazos caídos en Flint en 1936, que condujo a la fundación del sindicato UAW de trabajadores del sector de la automoción.
Una parte de los obreros de la planta de General Motors en Wentzville, Missouri, la planta de Ford en Michigan y la planta de Stellantis en Toledo, Ohio, fueron los primeros en declararse en huelga la medianoche del viernes, y convocan a otros para los próximos días.
Los que se queden seguirán trabajando bajo un convenio colectivo vencido.
Los obreros exigen aumentos salariales y mejoras de las prestaciones sociales, sobre todo para los jubilados. Las últimas ofertas de los tres monopolios incluyen incrementos de hasta el 20 por cien por parte de Ford, aunque los otro dos son más bajos.
El director de Ford, Jim Farley, dijo a CNN que la presiones sindicales para aumentar los salarios casi el 40 por ciento “nos dejaría fuera del negocio”. Lo que no dijo fue que el año pasado su sueldo fue de casi 21 millones de dólares.
“El costo laboral de un vehículo es el 5 por ciento del vehículo”, dijo Shawn Fain, dirigente del UAW, desde un piquete frente a la planta de ensamblaje de Ford en Michigan. “Podrían duplicar nuestros salarios y no aumentar el precio de los vehículos, y aun así ganarían miles de millones de dólares”.
Entre 2013 y 2022 los tres grandes fabricantes de automóviles obtuvieron ganancias totales de alrededor de 250.000 millones de dólares, un aumento del 92 por ciento, y sus cabecillas recibieron un aumento salarial del 40 por ciento. Los fabricantes de automóviles también recompensaron a sus accionistas con 66.000 millones de dólares en dividendos y recompras de acciones.
Por el contrario, los salarios de los trabajadores del automóvil han caído más del 19 por cien desde la crisis de 2008 en el sector. “Como madre soltera, trabajo con un salario que apenas me permite llegar a fin de mes”, dice Adelisa LeBron, una de las trabajadoras en huelga de Ford.