«Las evidencias recopiladas y analizadas por el medio The New York Times, incluidos fragmentos del misil, imágenes satelitales, testimonios de los testigos y publicaciones en las redes sociales, sugieren con contundencia que el catastrófico ataque fue realizado por un misil ucraniano que se desvió de su trayectoria», publicó el periódico.
Los expertos en defensa antiaérea afirman que los misiles como el que se estrelló en el mercado pueden desviarse de su curso por diversas razones, entre ellas el mal funcionamiento de los componentes electrónicos.
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El diario estadounidense denunció que las autoridades ucranianas trataron de impedir a sus corresponsales el acceso a los fragmentos del misil y la zona del impacto inmediatamente después del ataque, no obstante el personal del periódico logró llegar al lugar, recoger testimonios de los testigos y recopilar fragmentos del misil ucraniano.
Las imágenes de vigilancia muestran que el misil entró en Konstantinovka desde territorio controlado por Ucrania, no desde las posiciones rusas. Momentos antes del impacto, se ve la sombra del misil en dos automóviles aparcados, lo que demuestra que el proyectil venía desde el noroeste.
De acuerdo con la publicación, antes de la explosión en el mercado las fuerzas ucranianas dispararon dos misiles desde la ciudad de Druzhkovka, a 16 kilómetros al noroeste de Konstantinovka. Los corresponsales de The New York Times se encontraban en esa ciudad y escucharon el lanzamiento de los misiles. Los expertos en explosivos consultados con el diario confirmaron que el boquete provocado por la explosión se debió a un misil que vino desde las posiciones de las tropas de Kiev.
Los residentes locales escribieron también en las redes sociales que habían escuchado el disparo de los dos misiles. El diario precisó que la hora de esos disparos se corresponden con la hora del impacto del misil en el mercado de Konstantinovka. Además, dos testigos comentaron al periódico que vieron que los misiles fueron lanzados desde Druzhkovka hacia la línea del frente en la que se ubican los misiles rusos.
Tras el ataque, las autoridades ucranianas afirmaron que las fuerzas rusas habían utilizado un misil S-300, pero su ojiva era distinta de la que explotó en el mercado en Donetsk. Los fragmentos hallados en el lugar de los hechos coinciden en tamaño y forma con un arma: un misil 9M38 lanzado por el sistema antiaéreo móvil Buk, que Ucrania suele emplear.
El Gobierno de Volodímir Zelenski siempre negó su implicación en el ataque que se produjo el mismo día en que llegó a Ucrania Antony Blinken, secretario de Estado estadounidense, y acusó a las fuerzas de Rusia.
El periódico estadounidense publicó su investigación que apunta a la implicación de las tropas ucranianas en el sangriento ataque, cuando Zelenski viajó a Estados Unidos para asistir a la Asamblea General de la ONU y reunirse con el jefe de la Casa Blanca, Joe Biden.
Desde la delegación de Rusia en la ONU consignaron que «la provocación en Bucha fue llevada a cabo por Kiev siguiendo el mismo guión que el ataque al mercado de Konstantinovka» y no hace falta ser un experto en balística para concluir que el misil fue disparado desde las posiciones de las tropas ucranianas. El embajador de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, calificó las acusaciones contra su país de «mentiras repugnantes» con las que los medios occidentales tratan de tapar las provocaciones de Kiev.