En la Asamblea General de la ONU, Mali y Burkina Faso reiteraron su rechazo a una intervención militar contra Níger, recordando la devastadora guerra de 2011 dirigida por la OTAN contra Libia y su papel en el fomento de la violencia en el Sahel.
El embajador de Francia en Níger, Sylvain Itté, abandonó Niamey a primera hora del 27 de septiembre, tres días después de que París anunciara que también retiraría sus 1.500 soldados del país de África Occidental a finales de año.
Níger se ha unido a sus vecinos regionales, Malí y Burkina Faso, en la expulsión de las tropas francesas de su suelo. Desde entonces, los tres países han forjado un pacto de defensa colectiva y cooperación mutua, conocido como Alianza de Estados del Sahel (AES), en medio del aumento de los ataques de grupos armados en la región.
La AES se constituyó pocos días antes de la 78ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El enviado de Níger no recibió las credenciales necesarias para asistir a la reunión. Un portavoz de los líderes militares condenó la medida declarando: “Con la complicidad de Francia y de dos jefes francófonos de la CEDEAO, el secretario general de las Naciones Unidas se desvió del ejercicio de su misión al obstaculizar la plena participación de Níger en los trabajos de la 78ª sesión de la Asamblea General de la ONU”.
No obstante, en la reunión hubo declaraciones contundentes de Mali y Burkina Faso sobre la situación en Níger.
“Como recordarán, en 2011, a pesar de la firme oposición y las advertencias de los líderes africanos, el Consejo de Seguridad de la ONU decidió desafortunadamente autorizar una intervención militar de la OTAN en Libia, cuyas consecuencias han desestabilizado permanentemente a este país hermano, así como a toda la región”, dijo en la sesión plenaria Abdoulaye Diop, ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Malí.
Esta guerra “es la raíz de la propagación del terrorismo y del extremismo violento en la región del Sahel… Y por ello, en nombre de las víctimas desde 2011 hasta hoy, de las decenas de miles de muertos, de los millones de desplazados y refugiados, exigimos justicia, exigimos reparación. Pero, sobre todo, exigimos que la comunidad internacional asuma su responsabilidad y aprenda todas las lecciones de esta peligrosa intervención militar”
“Es crucial evitar que se repitan en Níger los errores cometidos en Libia”, afirmó Diop, reiterando el rechazo de Malí a una intervención militar liderada por la CEDEAO y sus repercusiones más amplias. “No nos quedaremos de brazos cruzados”, declaró.
Así lo subrayó también el Ministro de Estado de Burkina Faso, Bassolma Bazié, quien llamó a la población de la región y de toda África a movilizarse “en fraternidad y solidaridad para impedir que los imperialistas incendien Níger como en el caso de Libia”.
En su discurso, Diop también denunció la injerencia de “ciertas potencias que siguen facilitando las actividades criminales de grupos armados terroristas” en la región. En agosto de 2022, Malí se dirigió al Consejo de Seguridad de la ONU acusando a Francia de violar su espacio aéreo y proporcionar armas a grupos terroristas.
Diop se hizo eco de las acusaciones formuladas por Níger en agosto, cuando había acusado a Francia de liberar a “elementos terroristas” capturados en la zona trifronteriza que comparten los miembros de la AES.
Las acciones de París en el Sahel también recibieron duras críticas en la Asamblea Nacional francesa el 26 de septiembre. “Con [los] golpes de Estado de este verano en Níger y Gabón, su política neocolonial e imperialista en África ha experimentado uno de los mayores reveses. La culpa es de una política orientada a nuestros intereses económicos, del uranio al petróleo”, declaró Jean-Paul Lecoq, diputado del Partido Comunista Francés (PCF).
“En el Sahel, habéis pedido a los militares que hagan labores humanitarias. Han pedido a los humanitarios que hagan política, y a los diplomáticos que sirvan de caja de resonancia al Palacio del Elíseo y a las multinacionales francesas… [El pueblo africano] quiere conseguir su segunda independencia, la de la soberanía económica y financiera. Debemos escucharlos y cerrar las bases militares francesas en África, y suprimir el franco CFA”.
Mientras tanto, Diop declaró ante la AGNU: “Denunciamos y rechazamos el doble rasero que ejercen ciertas potencias en ciertas organizaciones regionales, e incluso en ciertas organizaciones internacionales, incluida la ONU… Algunas de estas organizaciones se utilizan más allá de cualquier marco legal, se utilizan como armas contra países y poblaciones.”
“Se transforman así en organizaciones que perpetúan el orden colonialista y hegemónico”, añadió.
El responsable maliense también denunció las sanciones y otras medidas coercitivas impuestas a su propio país y a Níger. La CEDEAO ha impuesto amplias restricciones a Niamey desde el golpe del 26 de julio, incluido el cierre de fronteras y la congelación de las transacciones financieras.
“Estas organizaciones se basan en la solidaridad y la fraternidad, y no deben utilizarse para castigar a los propios hermanos, al propio pueblo, prohibiéndoles obtener alimentos y medicamentos”, añadió.
Anteriormente, el ministro también había señalado que parte de los “actos hostiles” de Francia eran sus acciones para retrasar e impedir la aprobación de las solicitudes de financiación de Malí a nivel subregional, regional e internacional.
Malí y Burkina Faso también pidieron una revisión del orden internacional existente.
Afirmando el compromiso de Malí con el multilateralismo, Diop reclamó la necesidad de introducir cambios en los actuales mecanismos de gobernanza económica, financiera y política mundial para garantizar una participación justa e integradora. También acogió con satisfacción la adhesión de la Unión Africana al G20, así como la formación de la alianza BRICS, y añadió que el Nuevo Banco de Desarrollo del bloque ofrecía una alternativa adaptada a las necesidades de desarrollo del Sur Global.
