Rodrigo Durate (Sputnik).— De acuerdo al trabajo, citado en El País con el título “España recupera su imagen en América Latina tras la crisis del 2008”, los latinoamericanos puntuaron en promedio con un 5,5 la influencia histórica española en la región y con un 7 las inversiones de las grandes multinacionales ibéricas.
El barómetro indica también que la valoración positiva de España en la región ha crecido 15 puntos en los últimos diez años, pasando del 67% al 82%; mientras que la negativa pasó del 33% al 18%.
“La imagen de España en América Latina se ha recuperado completamente tras el deterioro que sufrió a raíz de la crisis económica de 2008. Así lo asegura el Real Instituto Elcano, el principal think tank español, que este miércoles [20 de septiembre] ha presentado su barómetro sobre la imagen de España, centrado esta vez en Iberoamérica”, asegura triunfal el diario español, quien añade que la imagen del país europeo es incluso superior al pico registrado en el 2003, previo a la crisis financiera.
Según el barómertro "Imagen de España. Estudio monográfico sobre América Latina", del @rielcano, @santillanagrupo es la segunda empresa española mejor valorada en Latinoamérica.
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— PRISA (@PRISA) September 27, 2023
¿Pero qué hay detrás de este sondeo, celebrado en sus redes sociales por el propio Prisa, el poderoso conglomerado dueño de El País y otros negocios en América Latina, y cuán confiables son realmente sus números, llamativamente altos en una era de explosión de movimientos anticolonialistas y cuestionamientos a las privatizaciones neoliberales a lo largo de todo el continente?
Sobre el último punto, un repaso a la metodología utilizada y a los países sondeados (y los dejados de lado) para obtener “la opinión de los latinoamericanos sobre España” provoca más sospechas que confianza.
Según precisan los responsables, el estudio se basó en 4.035 entrevistas en línea realizadas en mayo pasado por la empresa Netquest en ocho países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Perú). También, al principio, estaba previsto incluir a Venezuela, pero finalmente se descartó por resultar “imposible obtener una muestra representativa de la población”.
Los propios autores reconocen ya de entrada que las opiniones recogidas serán las de la poblaciones urbanas y de mayor poder adquisitivo, es decir, grupos sociales que pueden viajar y hacer turismo regular en ciudades como Madrid o Barcelona, generando un vínculo favorable con el país. En síntesis, se trata de una muestra que no es representativa de todos los grupos socioeconómicos del continente, pese a que el sondeo es presentado como una radiografía de la opinión de la región entera.
Además, el estudio escogió entrevistar a habitantes de países como Argentina y Chile, cuyas clases medias y altas tienen una histórica relación cercana con España debido a los flujos migratorios que moldearon sus sociedades desde finales del siglo XIX.
En cambio, evitó sondear a los ciudadanos de naciones como Bolivia y Venezuela (que también supo ser un gran país receptor de migrantes españoles), cuyos gobiernos socialistas han sido muy críticos con España por su pasado colonizador y han emprendido en los últimos 20 años un proceso para nacionalizar los recursos naturales que eran hasta ese momento explotados por empresas ibéricas.
Como ejemplo, vale recordar que en el 2006 el entonces presidente de Bolivia, Evo Morales, estatizó por decreto el petróleo y el gas, quitándole la explotación a, entre otras, la española Repsol, y nacionalizó seis años después la filial local de Red Eléctrica de España. De manera similar, Hugo Chávez estatizó el Banco de Venezuela (en manos del Banco Santander) y nacionalizó la empresa de agroquímicos Agroislena (renombrada Agropatria), entre varias otras.
Invariablemente, al informar de todos estos casos, el diario El País jamás celebraba que los recursos volvían a las manos de aquellos a los que les pertenecían tras años de saqueos, sino que advertía, tanto en artículos como en sus páginas editoriales, que la inversión española en América Latina corría peligro.
En ese sentido, no es casual que las empresas que financian al Instituto Real Elcano (bautizado en homenaje al marino español Juan Sebastián Elcano, que navegaba buscando tierras para colonizar en nombre de la corona española en el siglo XVI), el think tank que elaboró el sondeo declarando el renovado amor en América Latina por España, son precisamente muchas de las empresas multinacionales que hacen negocios en el continente.
De acuerdo a información publicada por el propio centro de estudios en su página web, en 2022, de los 4 millones 287.481 euros que conformaron su presupuesto de ese año, unos 2.8 millones fueron obtenidos contribuciones de lo que llaman sus “patronos corporativos”.
En esa lista aparecen empresas españolas como Repsol, Banco Bilbao Vizcaya (BBVA) Banco Santander, Telefónica e Iberdrola, entre muchas otras.
“Hay claramente una estrategia de simulación de propagación en este sondeo, de parte de ciertos grupos empresariales que desde la década de los 90 se han enriquecido con las privatizaciones neoliberales y que desde hace varios años han visto cómo muchos gobiernos han puesto en jaque sus negocios en América Latina y cómo buena parte de las sociedad rechaza sus prácticas”, explica a Sputnik la licenciada Alma Rosa Amador Iglesias, profesora en el Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Para todas estas multinacionales españolas, que operan principalmente en el sector bancario, de recursos naturales y del turismo en el continente, es fundamental la construcción de una imagen española que sea percibida como positiva. Y si la realidad no les devuelve ese reflejo positivo, ellos crearán instrumentos que digan eso, como el caso de este sondeo”, añade la académica.
Amador Iglesias explica que, desde la celebración de la primera Cumbre Iberoamericana en el año 1991, en la ciudad mexicana de Guadalajara, y tras un largo periodo de aislacionismo internacional durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), España ha trabajado incansablemente en legitimar el ingreso de sus multinacionales en los sectores económicos y culturales de América Latina.
Para ello, y sabiendo de las potenciales críticas a las que se enfrentaba al estar expoliando los recursos de un territorio que alguna vez colonizó de manera brutal, el Gobierno español y los grupos de empresas multinacionales establecieron una serie de think tanks y programas de intercambio educativo en América Latina con la idea de presentar a España como un país abierto y moderno, cuyas inversiones eran beneficiosas para la región.
Se trataba de una cínica estrategia comercial presentada como una política de recuperación de los lazos históricos con el continente, eludiendo así cualquier responsabilidad social por el saqueo histórico de recursos. Esta misma idea fue siempre repetida en los medios españoles y sus franquicias en América Latina, como el diario El País.
También cabe señalar que la publicación del sondeo se da apenas un mes después de que el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, realizara su primera gira por América Latina, en la que visitó Colombia, Ecuador y Honduras, y en la que la cuestión de las inversiones españolas estuvo presente en las reuniones del funcionario ibérico con los mandatarios de esos países, según reportes periodísticos.
Brecha generacional y política exterior privatizada
Los datos del sondeo reflejan que la imagen de España y la de Europa es más positiva en las personas que se identifican como conservadoras políticamente, a la vez que las personas mayores son las que más creen que la influencia del país ibérico ha sido positiva en la región, cayendo a menos del 50% al consultar a personas entre 18 y 24 años.
Para el doctor en ciencia política Maximiliano García Guzmán, egresado de la UNAM, esto refleja una brecha generacional e ideológica evidente, ya que las nuevas generaciones, dice, no creen en la narrativa que desea instalar Prisa y el think tank Elcano.
“Las personas jóvenes, tanto en México, cuyo muy popular Gobierno pidió a España que pida disculpas por los crímenes de la Conquista, como el resto de América Latina, tienen una lectura distinta del proceso histórico que sus padres y abuelos llamaban ‘el descubrimiento de América'”, estimó el especialista.
“Las nuevas generaciones no aceptan esa historia, que fue la versión oficial durante mucho tiempo, y están más alineados con maneras de entender lo sucedido desde perspectivas anticolonialistas y críticas de esa cosmovisión eurocéntrica racista”, calificó.
Bajo esa lógica, explica García, es que se debe entender la mala sintonía que hay entre los últimos gobiernos españoles y las naciones latinoamericanas, ya que mientras la región ha liderado procesos de independencia política y económica en las últimas dos décadas, y se entusiasma con nuevos equilibrios de poder en el tablero global, como se ve reflejado en asociaciones como los BRICS o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), España sigue promoviendo una vinculación neocolonial y basada en relaciones verticalistas de poder.
“España ha decidido en las últimas décadas basar su política exterior hacia América Latina en los intereses económicos de sus empresas, incluso arriesgando terminar sus relaciones diplomáticas debido a eso, como en el caso de Venezuela”, opina el universitario.
“En un momento, España supo ser un faro democrático para la región, cuando se elogiaban los Pactos de la Moncloa como una guía de transición política, pero desde hace años son las multinacionales españolas las que llevan las riendas de su diplomacia exterior en la región. La elaboración de este sondeo es un producto de esa realidad”, concluye.