Táchira, Venezuela.–Pueden llegar con un ataque de asma, con el azúcar o la presión altas, o a punto de dar a luz… Siempre, la primera pregunta de los pacientes, tras entrar al CDI Pedro María Ureña, del estado de Táchira, es: «¿Dónde hay un médico cubano?».
«Si no está el especialista que precisan, se van. Y en el caso de los que ya nos conocen, me buscan», nos dijo Yunior Hernández Castro, coordinador de esa institución. «No solo me dedico a mis labores directivas, sino que continúo atendiendo a los enfermos», afirmó.
Tanto es así, que su oficina está acomodada para que pueda ofrecer consultas. El galeno es consciente de «la confianza de la población venezolana y colombiana en los médicos cubanos».
«Somos bien aceptados dentro de la comunidad. Para mí ha sido una experiencia única. Nunca había cumplido misión internacionalista, y por la forma en que me acogieron aquí, me siento como en casa. Es duro decirlo, porque extraño a mis hijos, a mi familia, pero me siento bien».
El doctor pinareño lleva un poco más de cuatro años en ese cdi, ubicado en el municipio que le da nombre. Tanto al norte como al oeste, Pedro María Ureña colinda con Cúcuta, departamento de Colombia.
Esa zona cuenta con dos pasos fronterizos regulares, y otras tantas trochas, o pasos irregulares. «Existe mucho tráfico de personal, el sol es muy intenso, las temperaturas son elevadas y la altura es variable», de ahí que la población a la que se asiste en ese centro de salud sea variada, tanto por su etnia como por las patologías que presentan.
El cdi ofrece servicios de ultrasonido diagnóstico, odontología, electrocardiograma, rayos x, laboratorio clínico, ginecología, oftalmología, salas de emergencia, terapia intensiva y hospitalización, apoyo vital, farmacia y una sala de rehabilitación integral.
La brigada de los especialistas de la Isla cuenta con 25 colaboradores, quienes atienden diariamente a unos 130 pacientes, de una población que ronda las
55 800 personas, más los que están de tránsito.
«Esta es una zona compleja, pero los cubanos estamos preparados. Siempre asumimos, nunca abandonamos nuestro puesto», aseveró el Jefe de «una tropa» que es ya «una familia». «Nos cuidamos entre nosotros. Si alguien se siente mal, otro lo acompaña; si uno llega cansado de la guardia, se le atiende en la vivienda».
«Todos los días, en la entrega de guardia, a las 7:45 de la mañana, les recuerdo a mis compañeros porqué estamos aquí. Por la Revolución y por las nuevas experiencias profesionales. La familia nos espera, tenemos que regresar después de cumplir con el compromiso de servir», remarcó.
«Me siento parte del cdi. Si aquí se me necesita, permaneceré el tiempo que se precise», asegura Yunior Hernández Castro para que cuando llegue un paciente, tenga siempre una respuesta positiva tras preguntar: «¿Dónde hay un médico cubano?»
Laura Mercedes Giráldez enviada especial de Granma
