Estrategía y táctica de la Guerra de Ucrania

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Desde un principio Rusia calificó la Guerra de Ucrania como una “operación militar especial”, lo que todo el mundo ha considerado como un eufemismo. Lo mismo ha pasado con los objetivos rusos de “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania, que se han considerado como un pretexto o como mera publicidad para justificar lo que no puede ser visto más que como una agresión militar.

Si los “expertos” supieran un poco de historia (política y militar) recordarían que en 1945 la Declaración de Postdam impuso el desarrollo de Alemania según cuatro principios: desmilitarización, desnazificación, democratización y descentralización.

Lo mismo se podría decir de las concepciones militares rusas, cuyo origen es alemán y se resume en el principio, formulado por Clausewitz, de que la guerra es la continuación de la política por otros medios o, en otras palabras, los triunfos militares (y los fracasos) se tienen que traducir en triunfos (y fracasos) políticos.

El arte ruso de la guerra deriva del soviético y, por lo tanto, de la imperiosa necesidad de supervivencia frente a un enemigo que era muy superior en 1917 y cuya distancia se fue reduciendo con el tiempo.

El desequililbrio obligó a los militares rusos a analizar al detalle la historia de las guerras y de las doctrinas militares, creando un cuerpo de doctrina estratégica y táctica que no tiene parangón.

Sin embargo, también aquí los “expertos” se creen sus propias fantasías, empezando por considerar que la URSS fracasó y que todo lo que deriva de ahí está condenado a tener el mismo destino.

Cuando no ocurre así, como en la Guerra de Ucrania, los “expertos” no ocultan su asombro porque necesitan buscar lo contrario: el fracaso. De esa manera en Ucrania los relatos de guerra son un compendio de errores, ineptitudes y chapuzas rusas.

Los rusos no van a ganar la guerra en ningún caso, dicen. El relato final es que la guerra se va a estancar y Putin no va lograr sus objetivos. El resultado será un empate.

Ha ocurrido desde el principio: el ejército ruso planeó una guerra para tres días, pero no pudo capturar Kiev y derrocar al gobierno de Zelensky para poner al frente a una pandilla del agrado del Kremlin.

Al fracasar, los rusos tuvieron que cambiar su plan inicial, y así han seguido remendando sus objetivos a cada paso según el resultado de la última batalla.

El más superficial análisis histórico pondría de manifiesto que los planes rusos hacia Ucrania comienzan en 2014, como mínimo, con el Golpe de Estado en Maidan, y que se aceleraron con la burla a los Acuerdos de Minsk y el decreto de 24 de marzo de 2021 firmado por Zelensky para recuperar por la fuerza Crimea y las repúblicas del Donbas.

Al principio pareció que la guerra iba a durar tres días porque Zelensky mostró su deseo de negociar la neutralidad de Ucrania y, en consecuencia, su incorporación a la OTAN.

Inicialmente, la propuesta de Zelensky fue apoyada por los países occidentales, probablemente porque en ese momento creyeron que Rusia había fracasado en su intento de apoderarse de Ucrania sólo con enseñar los dientes.

Pero siempre ocurre lo mismo: los “expertos” se creen sus propias imbecilidades. Si Rusia había planeado una guerra corta, pensaron, es porque no podría sostener su esfuerzo bélico debido a las sanciones. Conclusión: en la reunión de la OTAN de 24 de marzo de 2022 decidieron no sostener la propuesta de Zelensky.

Tres días después, el 27 de marzo, Zelensky defendió públicamente su propuesta, entrando en conflicto con sus padrinos occidentales. Ante esta contradicción, los rusos jugaron sus cartas y salieron al rescate de Zelensky. El 28 de marzo relajan la presión sobre Kiev y retiran sus tropas de la zona.

Al día siguiente, el 29 de marzo, se redacta el comunicado de Estambul como otra muestra del apoyo ruso a Zelensky. El alto el fuego debía ser el preludio a un acuerdo de paz entre ambas partes.

En junio del año pasado, durante la visita de una delegación africana a Moscú, Putin les mostró el documento y les relató la verdadera historia del origen de la guerra. Fue la presión posterior de Boris Johnson la que empujó a Zelensky a retirar su propuesta de paz.

Rusia nunca cometió la estupidez de planificar una guerra corta. Nunca tuvo la intención de apoderarse de Kiev. Nunca pretendió apoderarse de ningún territorio. Nunca planeó empatar ninguna guerra. Nunca ataca objetivos civiles. Nunca opera por represalias…

Fuente: mpr21.info

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