Así lo hizo saber aquí el Ministerio de Relaciones Exteriores al evaluar la declaración conjunta emitida al término de la cumbre China-Japón-Corea del Sur, celebrada este lunes en Seúl, en la parte referida a la desnuclearización de la Península Coreana.
De acuerdo con el comunicado, titulado No toleraremos ni en lo mínimo los actos hostiles contra la soberanía sagrada de nuestro Estado, abordar el tema no constituye obligación internacional alguna y sí es una “negación total de la Constitución de la RPDC y de la voluntad unánime del pueblo coreano”.
El documento recalca que la declaración final de la trilateral “viola gravemente la soberanía de nuestro Estado” y marcha a contrapelo de la Carta de la ONU y otras leyes internacionales que consagran la igualdad de la soberanía y la no intervención en los asuntos internos.
Recordó que durante más de medio siglo Estados Unidos ha amenazado a la RPDC con el uso de armas nucleares, lo que obligó a la nación asiática a desarrollar su propio arsenal nuclear y a fortalecer incesantemente sus fuerzas armadas.
Alegó, además, que en Asia-Pacífico existen varios bloques militares encabezados por EEUU que tienen “grupos de consulta” sobre el uso de armas nucleares contra Pyongyang y constantemente efectúan ejercicios militares que lesionan la paz y la seguridad de la región.
Bajo tales peligrosas circunstancias, la desnuclearización no traerá paz ni estabilidad, aseguró la Cancillería.
Apuntó, además, que los intentos de Corea del Sur de negar los derechos soberanos de la RPDC significan “un insulto intolerable y una declaración de guerra”.
La RPDC defenderá con firmeza la dignidad y soberanía del Estado y el pueblo y su Constitución (…) y hará esfuerzos importantes por establecer una nueva estructura dinámica en la región, basada en la justicia y la imparcialidad, concluyó.
En la trilateral en Seúl participaron los primeros ministros Li Qiang (China) y Fumio Kishida (Japón), y el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol.
Tal como anticiparon observadores, la reunión tuvo un carácter eminentemente económico, aunque Kishida y Yoon “colaron” el tema de la desnuclearización de la Península Coreana, apuntando a la RPDC.
Agencias de prensa occidentales manipularon las informaciones en un intento por hacer ver que Beijing se había sumado a las exigencias de Tokio y Seúl para que Pyongyang detuviera su programa nuclear.
Pero fuentes más objetivas permitieron apreciar que Li sorteó la situación co